domingo, 6 de septiembre de 2015

Sangre fría, de Claudio Cerdán (Reseña nº 740)

Claudio Cerdán
Sangre fría
Dolmen Editorial, 2015

De entrada he de confesar mi ignorancia total del mundo zombie, del apocalipsis zombie, del motivo por el que los zombies se levantan de las tumbas y tienen hambre; ignoro por qué cuando muerden, al que muerden se convierte en zombie... Nada, que no tengo ni idea del género Z, ni me interesa. Y sigue sin interesarme, aún después de leer esta enorme novela de Claudio Cerdán, que me ha hecho disfrutar un montón con su lectura, me la he leído casi de un tirón y lo he pasado fenomenalmente.

Tengo la suerte de conocer a Claudio, quien me ha hecho reír en determinados momentos, tiene un humor muy fino, que sabe plasmarlo en sus obras y, en esta, hay momentos para hacerte reír, por mucha locura zombie que rodee a los personajes.

Juande, Perrolobo, es el personaje principal de la novela. Ah, una novela de cierta locura, pues comienza por el final; en la que encontrarás los capítulos desordenados, como si al autor se le hubiese caído el manuscrito al suelo y cuando lo recogió, se le olvidó ordenarlo. Y, magia, en ese desorden ha conseguido que la trama no se le caiga, mantener la tensión del lector, hacerle pasar de un capítulo 5 al 8 (o del 8 al 26; o del 16 al 15) y no haya disonancia en la narración.

Bueno, bueno, que yo también me voy de un lado al otro. Os hablaba de Perrolobo. Se puede decir que es un hombre rico, a pesar de que acaba de salir de la cárcel, mucho antes de lo que sus amigos y enemigos esperaban. Tiene todo lo que puede desear: dos enemigos (Pollatriste y Ronco); un hijo (David) y un plan que le sacará de la miseria, si es capaz de vivir en el mundo lleno de zombies hambrientos. Añado que también tiene un papel, arrugado, en el bolsillo. Ruego que, cuando podáis, me digáis qué pone en ese papel.

Perrolobo es lo más parecido que he conocido a Pedrusco, un personaje mítico de Molina de Segura, al que todos temíamos en nuestra adolescencia y que, con el paso de los años, su leyenda es imborrable.

Trepidante, una novela negra, una novela policíaca, no sé si una novela de género Z, pero sí una novela para disfrutar con su lectura, que no te deja desconectar de la acción.

Francisco Javier Illán Vivas

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