jueves, 1 de junio de 2017

Selección poética de Dolores Leis Parra



JIRONES



Frente al televisor, culebrones.
Culebrón mexicano repetido 
¿De qué año estamos hablando? 

Fue en Semana Santa
y viajabas a Las Palmas,
aterrizaste con dos niños
y sueños en las maletas.

Ya en el hotel, apenas a dos calles 
Las Canteras (playa de pobres decían),
una habitación con tres camas,
mínima cocina y enorme bañera
donde arrancarse la arena y la sal,
espacio desperdiciado para un cuerpo
que atesora demasiada
ciudad entre las venas
para poder apreciarla.

Ese culebrón también lo he visto.
¡Pobre Lola Calamidad!
¡Tan parecida a ti!
Tan sola y vapuleada,
desgreñada y sucia
con la ropa raída
metáfora del alma.

Al borde del llanto
pulsas el Off 
y escapas de casa.

Hoy no me busquen
porque de mí
no encontrarán nada.




1 DE NOVIEMBRE
Dibujan cicatrices en el rostro,
cubren su cuerpo de harapos.
Despierta el metro con su carga de insomnes.
¿Buscas fantasmas?
¿Brujas de sombrero picudo y escoba rota?
¿Zombis alcohólicos?
¡Mírame! ¡Estoy aquí!
A cara descubierta, con cicatrices.
Desnuda.



NOCTURNO

En el techo,
dos telarañas impiden dormir;
tiene fácil solución.
Coger un plumero,
ponerse en pie sobre la cama
y de un brochazo,
listo: dos menos.

Pero hace meses cayó
por la ventana y no bajaste
a recogerlo. Tampoco la noche
invita a levantarse.

Mirar esas telarañas
como ladrones de sueños,
aunque suene a paradoja,

da sosiego, reconforta.


 
POLVO DE OLVIDO

Buscas dentro del botiquín
las tiritas de emergencia.
Te asalta la duda:
¿alguna vez se recompone
totalmente un corazón?


¿Qué impide regresar
a los fantasmas
a tu pecho?


Sin respuestas; el muro
no es como creíste:
grietas en sus paredes
filtran,
en ambas direcciones,
el amor.


Regresan los miedos
bajo la ardiente piel
de un polvo bien echado.


Zozobras en el olvido
mientras el sexo dura.

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