Santiago Montobbio
Sobre el cielo imposible
Los libros de la frontera, febrero 2016
Tetralogía, pocas veces se escucha esa palabra relacionada con la poesía, pero vosotros, desconocidos lectores de estos Acantilados de papel lo entenderéis enseguida cuando os recuerde que estamos ante la obra poética que surgió, unas tormentosas fechas creativas, en el año 2009, de la pluma de Santiago Montobbio, tras veinte años de silencio poético.
Y hoy estamos ante el cuarto libro, el que cierra la tetralogía, que ha tardado cinco años en verse publicados aquellos 942 poemas de su cosecha creativa de los primeros meses del citado 2009 , sobre todo el mes de marzo.
Durante estos años os he ido comentando los tres primeros libros de la colección, y con el tercero os avancé que, una vez lo tuviese en mis manos, regresaría sobre los anteriores para leerlos todos y en el orden en que salieron de su puño y letra, en aquellos febriles días de marzo y primeros de abril (438 poemas) y en verano y otoño (otros 504), para alcanzar la cifra de 942.
Pero antes de adentrarme en la lectura completa y ordenada, ya que el autor nos ha facilitado el trabajo numerando los poemas conforme brotaban, fechándolos en los días en que los escribía, quiero también dejar constancia de la aparición del que cierra el ciclo, y en el cual no he visto esa sensación de cierre por parte del poeta, muy al contrario, y él mismo nos lo dice en el prólogo: "hay un deseo de abertura y de horizonte y no de cierre".
Por cierto, desconocido lector, te recomiendo detenerte en el prólogo del propio autor, que ya forma parte indivisible de esta teatralogía poética y tras la cual el poeta también se pregunta qué ocurrirá ahora, "¿a dónde iré que no tiemble?".
Yo he encontrado poesía amiga, poemas que conocía -no los había leído hasta ahora-, pero que al leerlos sentía la cercanía del poeta, de su poesía, de sus palabras, que ya me habían acompañado durante semanas y meses en otros momentos de mi vida.
Para este lector ha sido todo un honor contar con la amistad del poeta, con su deferencia al hacerme llegar su poesía, y con el placer de leer tan enorme obra poética (personalmente me ha abierto nuevos horizontes creativos), una magna aportación a la Poesía, en mayúscula.
Francisco Javier Illán Vivas
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