jueves, 28 de enero de 2016

Selección poética de Mercedes Tormo Muñoz

Lírico y pastor                                                                                              

Yaces en brazos del sueño,
poeta, cabrero y ruiseñor.
Tu voz desgarrada se eleva
al amparo de la tierra.

Tu esencia palpita
y emociones desgranas,
en tiempos de lucha,
contenidas en baladas.

Peregrinos te buscan
y recitan tus poemas,
Nanas de la cebolla,
Hijo de la luz y de la sombra.

Versos de sangre y lágrimas,
por ti, otros la voz alzan
para despertarte
con tus propias palabras.

Lírico y pastor,
pastor de cabras y poemas,
amante del campo,
de la tierra de Orihuela.



Flores en las manos

Flores en las manos
crecen, maduran,
 y no se marchitan nunca.
Honrar cada mañana
al sol, al aire y a la brisa,
que con cautela se derraman.
Observar como un niño,
con inocencia y ternura,
el día que se acaba.
Entregar ramilletes de luz
que en la noche alumbran
hasta la llegada del alba.
Flores en las manos
brotan espontáneas
y no se marchitan nunca.



La mudez de la oscuridad

Traes contigo el silencio,
la mudez de la oscuridad,
la de las horas vacías.

Traes contigo la despedida,
el adiós a la existencia
y el abrazo a las cenizas.

Traes contigo la soledad,
la mezquina compañera
del desierto y de las ruinas.

Traes contigo la angustia
a las personas que no buscan
ni la soledad ni la despedida.



Laberinto

El sol deslumbra,
repta entre las ramas,
exhibiendo con ahínco
la espesura de las hojas
que forman el laberinto.

Como un relámpago
la esperanza me abraza,
tan afanosa,
que arranca la angustia
de mi ser en briznas.

Los rayos encandilan,
acarician mi piel,
nublan la mente
y la armonía prende;
me ciega al atardecer.

Agraciado disfraz,
indulgente armonía,
que con rigurosa falacia
ahoga con engaño
la feroz melancolía.

Mercedes Tormo Muñoz

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