viernes, 30 de octubre de 2015

En la tierra de Nod, de Pedro Juan Gomila Martorell (Reseña nº 751)

Pedro Juan Gomila Martorell
En la tierra de Nod
Editorial La Lucerna, septiembre 2015

Son malos tiempos para la poesía, en efecto. Ya empiezo a creérmelo cuando veo (no llego a leerlos) tantos libros de "poesías", donde los autores y autoras -encomiable su esfuerzo, todo hay que decirlo- creen que un poema es ir escribiendo frases partidas por la mitad.

Son malos tiempos para la poesía, en efecto. Y empiezo a creérmelo cuando leo poesía de la experiencia, convertida en nada, vacía, o, como escribe el autor del prólogo de la obra que nos ocupa: la llamada poesía de la experiencia comienza a convertirse ya en una prosaica banalidad.

Sí, ya son malos tiempos para la poesía. Por eso, la aparición de un poeta como Pedro Juan Gomila Martorell es todo regalo, y su poesía, una isla de coherencia donde poder asirnos de nuestro naufragio poético actual.

No es fácil leer a Pedro Juan, no. Y si no lo fue ya en el primer libro de esta trilogía que ha titulado Eidolon (Arcadia desolada), en el que nos ocupa se ha hecho más fuerte en sus convicciones poéticas, en su discurso interior, en el monólogo de él con él (encuentro de ambos yoes, o diálogo-monólogo, como apunta el ya citado autor del prólogo, Fernando Parra).

El poeta es un hombre que sabe de lo que escribe, que entre las líneas de sus versos podemos comprobar su conocimiento de la literatura actual y pasada, que formula, o reformula, las referencias filosóficas de nuestra cultura y que ve la religión desde la doble perspectiva de quien es y de quien pretendieron que fuera. En éste doble sentido, filosofía y religión, escribe al límite, nos enfrentará con el poema, no nos dejará respiro, mientras vamos avanzando en su lucha entre los dos yoes: instinto y negación.

Estamos ante un poemario potente. Ante una obra poética coherente.

Francisco Javier Illán Vivas

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