lunes, 20 de abril de 2015

Más de indignados, jacarandas y ladrillos

“Esta mañana temprano, nada más salir de casa, se ha encendido la luz de reserva de la gasolina. Es un tema peligroso, pues mi coche se empeña en pitar y pitar y no para hasta que repongo combustible. Y a eso he ido nada más acabar mi guardia de tarde...
En la primera gasolinera que he visto, he parado. Y enorme ha sido mi sorpresa al encontrar justo a la izquierda de la gasolinera, Las Atalayas en el cruce de la antigua carretera de Alicante con Ronda de Levante, un bosquecillo de jacarandas  cuajadas de flores lila. ¡Más de veinte, que sorpresa!
Pero las cosas no han quedado ahí porque la prensa, leída por la tarde de forma arrebatada y con prisa, me ha regalado dos sorpresas más: miles de indignados griegos han tomado la plaza Sintagma ante el Parlamento protegidos tras una enorme pancarta con los colores de la bandera de España.
Lo de la aprobación de la construcción de 1300 viviendas en la ladera de La Fuensanta me ha dejado sin palabras. ¿Más ladrillazo?”
¡Buenas noches, Murcia!
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Esta es la nota que escribí en Facebook hace dos años. Ha vuelto de nuevo la primavera; han vuelto a florecer las jacarandas. Hasta aquí solo parece que ha transcurrido un par de años, pero no ha sido un par de años más.
Escucho en la radio que se han extendido protestas ciudadanas contra la flor de la jacaranda, esa bella flor lila cantada por Alberti. La cuestión es que han sido atacadas por una plaga que las hace segregar un aceite pegajoso que ensucia el suelo. Pues es verdad, lo había notado.
Y es que algo pegajoso nos ensucia…
Dos años después de la imagen de la Plaza Sintagma, del estallido en Túnez y en Egipto, el Mediterráneo arde presionado por un norte europeo pragmático y frío.
En el Moneo se está produciendo un debate sobre qué hacer con el yacimiento andalusí rescatado de las excavadoras en 2009.
Y es que algo pegajoso nos ensucia…
¡Quieren enterrar y olvidar la cultura! ¡Quieren olvidar y enterrar San Esteban!

Mª del Carmen Baeza Verdú, Nacida en Alicante, vive en Murcia desde 1975. Licenciada en filosofía y letras, maestra de enseñanza primaria. Ha ganado premios de poesía y de relato corto. El presente relato se publicó en nuestra revista nº 2, publicada en septiembre de 2013.

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