martes, 21 de abril de 2015

Cuentos, leyendas, vivencias e historias de miedo, de Juan Gil Palao (Reseña nº 718)



Juan Gil Palao
Cuentos, leyendas, vivencias e historias de miedo
Editorial ADIH, 2015



Ya nos advierte el propio autor en la introducción que este libro, más que recrearse en lo oscuro y sobrenatural del género tiende más bien a desmontar el propio chiringuito del terror.

Es decir, que en nuestra recomendación de hoy, Cuentos, leyendas, vivencias e historias de miedo, de Juan Gil Palao –Editorial ADIH- se ofrecen historias que van aportando explicaciones lógicas y naturales a las causas de nuestros miedos. Hay una escena muy clarificadora y con un toque cómico en el cuento “A las doce con la abuela” en la que la nieta tiene que acudir a un patio por el pánico que tiene su abuela a que haya entrado alguien. La adolescente sale y, en vez de tranquilizar a su abuela, se queda allí callada con la intención inicial de darle un susto cuando acudiera. En el último momento opta por una versión suavizada en la que señala al gato que había entrado al patio haciéndole ver que él era el peligrosísimo ladrón que se disponía a asaltar la casa.

Además, el libro aporta reflexiones interesantes acerca del asunto. Por ejemplo, en el cuento “La apuesta” encontramos a un hombre incapaz de reconocer sus miedos, algo que nos ocurre a todos en mayor o menor medida. Llega hasta tal punto su tozudez que acepta una apuesta que le conduce a un cementerio abandonado en medio de la nada para recoger allí un saco de monedas y volver victorioso al café en el que le esperan sus amigos. El desenlace da un poco igual, lo que importa es la moraleja que nos enseña que es mucho mejor reconocer nuestros miedos que querer afrontar situaciones en las que lo vamos a pasar mal seguro. Es más, me temo que el mensaje viene a decir que es más débil y vulnerable el que se las da de valiente que el que reconoce y asume sus miedos.

Una advertencia, si es usted muy purista con las erratas, este no es su libro. Tendría que hacer un ejercicio que a mí me resulta fácil en el que se olvide un poco de la forma para zambullirse en un fondo mucho más interesante. Como sé que hay quien pone el grito en el cielo con esto he creído conveniente hacer un aviso a los navegantes.

En cuanto a la técnica narrativa, son relatos bien estructurados. Suelen partir de una situación de normalidad que se rompe con una o varias escenas de miedo que llevan a un desenlace con moraleja aunque esta no se exprese explícitamente.

También vamos a encontrar unos personajes propios del género, es decir, bosquejados con algunos rasgos elementales pero elegidos con acierto, de manera que se nos hagan bastante familiares y que queramos saber el contenido de sus historias.

Formalmente, se trata de un libro de 211 páginas pero de tamaño algo mayor que el libro tradicional. En dicho formato superaría quizá las 250 páginas. Se antoja un tamaño muy práctico para maletines, carpetas o para llevar directamente en la mano junto a una carpeta clasificadora a la antigua usanza. La letra tiene un tamaño que ayuda a una lectura muy confortable. La imagen de cubierta pedía a gritos un bosque, la noche, la luna, una casa abandonada, aves nocturnas y una lápida. Todo esto está en la cubierta de hoy. Que lo disfruten.


Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

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