lunes, 17 de marzo de 2014

Selección poética de Alfonso Vila Francés

EL FINAL DEL BANQUETE

Muchachas de cabellos suaves
venid a mí.
Dejad que acerque mi nariz a vuestros cabellos.
Dejad que mis dedos jueguen con vuestros mechones suaves.
¡Estáis tan limpias! ¡Y oléis tan bien!
Muchachas de piel tersa, de senos apacibles, de hondo manantial,
dormid conmigo, arremolinaos todas junto a mí…
¡Estoy tan sucio! ¡Y me siento tan desdichado…!
Muchachas de ojos dulces, no miréis mi piel oscura, mi pelo grasiento,
mis ropas sucias y desgastadas…
Sabed que vengo de muy lejos.
He andado todos los caminos de la vida, las emboscadas
de la mentira, los riscos de la envidia, los desiertos
de la soledad…
Los peores caminos que puede andar un hombre
los he recorrido una y otra vez.
Y hoy
he llegado aquí, a este oasis oculto entre las rocas,
a este palacio lleno de buen vino y bellas mujeres
y no doy crédito a lo que veo.
Perdonad pues mis torpes modales,
mi aspecto descuidado,
mi mirada lasciva:
Ya no estoy acostumbrado a estos placeres
tan sencillos y abundantes en vuestra existencia.
Seguid pues, seguid con vuestras danzas y risas.
Yo no pretendo perturbaros, tan solo reclamo un hueco
en vuestros lechos. Cuando salga el sol
me habré ido. Y nada quedará de mí en vuestros cuerpos
que no se pueda borrar con un soplo de viento.
Pero sé ser agradecido cuando la ocasión lo merece
y ¿no escucháis este tintineo?, mi bolsa está llena,
treinta monedas de oro tengo para gastar.
Sed amables conmigo, es todo lo que pido.
Tal vez estás monedas ahora os parezcan poco.
Justo es que no se valore lo que no se necesita.
Pero yo sé lo que vendrá luego, he sufrido la decepción y el engaño.
Y creedme, el final del banquete
son estos dulces envenenados.

DISCOTECA, CON MORRISEY

No diré que fue cruel conmigo.
Ni siquiera puedo decir que me decepcionó.
Nunca esperé nada de este mundo.
Así que mi existencia no fue más
que la confirmación de una certeza
tan antigua y agarrada a mi alma
como un grano o una verruga horrible que aparece en la niñez de un hombre
y ya siempre le acompaña.
Life is a pigsty, la vida es una porquería
canta Morrisey
en esta discoteca vacía
del final de la fiesta, cuando ya todos los invitados
se han ido y sólo yo espero
(o simplemente escucho la música) mientras
sigo con los ojos
esas luces vibrantes
que recorren esa pista en la que nunca bailé.
Y pese a todo aquí estoy, en mi púlpito:
Como un cura que oficia misa en una catedral desierta
canto con Morrisey, con devoción, en un murmullo…
La vida, al fin, resultó como esperaba
pero aún así le debemos una ofrenda.


Alfonso Vila Francés. Valencia, 1970. Ha vivido en Orihuela, Madrid, Debrecen (Hungría) y Valencia, donde actualmente reside.Ha escrito libros de poesía, relatos, novelas y ensayo. Si te vas a meter en algo, métete hasta el fondo, decía el gran Chinaski.

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