Scila y Caribdis.
Disfrazado de vendedora de
manzanas, con un generoso escote y una peluca morena. Así, de esa guisa tocó la
puerta. No sabía lo que le esperaba tras ella.
Se comenzó a inquietar. Le habían
dicho que no se fuera sin entregar la cesta de manzanas. Respiró aliviado
cuando comenzaron a abrirse los trece cerrojos.
Desde el otro lado se escuchó una
voz sensual que le decía: - Tú no eres Caribdis.
- No señora. Me dijeron que tenía
que entregar este cesto de manzanas. –Dijo con voz de niña inocente.
- Pasa pues. ¡Yo soy Scila!
De repente, fue succionado y
tragado por un monstruoso remolino de dientes y tentáculos. Ese fue el plato
fuerte, después se tragó el cesto de manzanas. Y a esperar otros 500 años.
-He de reconocer que Caribdis
tiene sentido del humor. Ahora me toca a mí romperme los cuernos pensando en
cómo enviarle un suculento y rollizo mozalbete que aplaque su hambre durante
otros 500 años.
RS7000
Naricilla respingona y un cuerpazo de escándalo, pero lo que
más le gustó de ella fueron sus preciosas pecas y cabello pelirrojo. Lo demás
era opcional, por fin tenía su propia RS 7000 modelo sex.
- Y ahora ¿cómo la enchufo? –Quiso saber el viejillo con
ojos picarones.
-Muy fácil, solo tiene que decir su nombre. – Respondió el
joven dependiente.
- La llamaré Berta. – Dijo
el anciano que no veía el momento de estrenar su nuevo juguete.
- Bien ya está programada para satisfacer sus apetitos, pero
le aconsejo que la use con moderación. - Le recomendó el empleado sabiendo los resultados de los
anteriores RS 7000
El último cliente que se llevó un robot del mismo modelo, lo
activó en la tienda y se lo montó allí mismo.
Dolores Álvarez Cordeiro
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