lunes, 13 de mayo de 2013

En la estación

Espero el tren que me dejó
con rastros de piel marchita,
entre unos cauces que soplan 
la luna casi bendita,
en salmos de puro amor.
Claridad de día que esperas
llevar contigo pasión,
no me abandones en la agonía,
en las columnas de mi dolor.
Te espero en verbo hecho justicia
en los meandros del trovador,
entre resquicios de puertas vivas
en la perpetua sombra de honor.
Y no vivo muerta por el delirio
vivo en deseos de plenitud
ardientes poros de aquel Rocío,
manos en celo de tanto amor.
Amor en seda, luz y penumbra,
Amor que vino a mi jardín
Amor en noches de desvelo
Amor callado
Amor en mi.

    Mariangeles Ibernón Valero

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