viernes, 3 de mayo de 2013

Dolor y belleza: Una nulidad de hombre, de Fatos Kongoli

Fatos Kongoli
Una nulidad de hombre
Editorial Siruela, 2013
‘Dolor y belleza’

Fatos Kongoli (1944) es una de las voces más importantes de la literatura albanesa contemporánea. Matemático de formación no comenzó a publicar su obra hasta después de la caída del régimen comunista de su país. ‘Una nulidad de hombre’ es la dura historia de Thesar Lumi, alter ego del autor. La acción está situada en los años 60 y 70 y es revisada desde 1991 justo cuando el protagonista decide no embarcarse en un buque para huir hacia Italia del régimen dictatorial de Enver Hoxha. Desde ese marzo de 1991, hay una mirada lúcida y dolorida que evoca el pasado; y nos da cuenta, en primera persona, sobre los eventos y de las personas que marcaron la vida de Thesar Lumi.

En la voz de Thesar Lumi hay decepción, tristeza, culpa y dolor. A través de los años los vívidos momentos que jalonaron su juventud dejan una huella indeleble en su persona. Una huella que arrastra y le impide abandonar su tierra, sus muertos, su pasado. A pesar de provenir de una familia humilde hace amistad con gente de la clase alta como si de un Martín Edén se tratase. En medio del convulso panorama socio-político que está a punto de convertir el país en una pista de despegue para exiliados y huidos políticos, Thesar halla el amor, en un despertar sexual repleto de intensidad que desgraciadamente se verá truncado por las circunstancias.

El clima político se va tornando, a medida que avanza la novela, cada vez más irrespirable. Pierde la posibilidad de continuar sus estudios en la Universidad al desvelarse un oscuro secreto de familia. Pierde a sus amigos y pierde a Sonja, la única mujer con la que podría haber sido feliz. Incluso la idea del suicidio se instala en un rincón de su alma pero no tiene valor para poner punto y final a su existencia. No obstante, a pesar de su mediocridad aparente, de su nulidad como ser humano (como afirma sobre sí mismo), Thesar resiste los embates de la vida y se sobrepone. Hace frente a las más disparatadas y atroces situaciones en las que ‘el tigre que acecha’ le sitúa. Porque, entre el proceso de descomposición que padece la sociedad albanesa y el corazón del narrador hay un paralelismo inevitable, una porosidad existencial que cala en cada célula de su ser hasta convertirlo en un hombre anulado e imposibilitado para el amor, para la propia vida. La destrucción nos parece terrible porque es interna, porque es humana, porque es real.

Este episodio de venganzas, rencor, amor, lealtad, fatalidad, de pérdida de la inocencia y de destrucción del mundo que nos circunda está contado con sobriedad, de forma directa y precisa. Los personajes están vivos y son capaces de enternecer, de llegar a lo más profundo de nuestras consciencias. Quizá, porque no son ficciones, sino recreaciones del propio mundo vivencial del autor. Kongoli, para dibujar mejor a sus desolados personajes, no escatima en arañar los más abyectos recovecos del alma humana y en su descenso nos arrastra y nos muestra una época de Albania que no es más que uno de tantos ejemplos de las dictaduras comunistas de los países del este. No obstante, con su maestría literaria y su estilo aséptico logra prescindir de adhesiones ideológicas, tomando una posición central el individuo y no los credos políticos. Novela imprescindible para conocer, de primera mano, el dolor de un pueblo, de un hombre, que podría ser cualquier hombre

Pedro Pujante

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