1.
Entrevista
a Francisco Javier Illán Vivas sobre su última novela, «Versos envenenados». Una entrevista de Clemen Corbalán, diciembre de 2018.
En
tu biografía aparecen novelas «negras» y también poemarios, lo cual pone de
manifiesto tu interés por ambas aficiones literarias, en apariencia
contradictorias. ¿Ha sido el título Versos
envenenados un intento de aunar estos dos extremos?
Para
ser exactos, en mi bibliografía aparece una novela negra, la última que me han
publicado, a diciembre de 2018. Y es, en efecto, aunque no pretendía serlo, un
homenaje a la poesía y a los poetas que han influido en mi vida como lector.
También es, en gran medida, un homenaje y reconocimiento a todos los poetas
cercanos, en gran parte murcianos, que he tenido el placer de leer y de conocer
en estos años.
Y
el acierto de la novela, si tenemos en cuenta que ha sido la segunda más
vendida durante 2018 de la editorial M.A.R. Editor, ha sido, precisamente, ese:
trama policíaca y poesía. Poemas que envenenan mortalmente.
2.
Sin
embargo, los poemas y textos de canciones que aparecen a lo largo del libro
parecen no tener nada que ver con el desenlace, sino servir más bien como medio
de unir a los personajes, ¿o tiene alguna intención oculta esta desconexión
aparente, como la de despistar un poco al lector al relacionarlos con el
título?
Pues
en este aspecto discrepo contigo, si me lo permites. Los textos de las tres
canciones que aparecen en la novela (Epitaph,
de King Crimson; Welcome to my world,
de Elvis Presley; y Nosotros, de Los
Panchos) están tan incardinados en la trama de la novela que, si los
quitásemos, algunos pasajes no se entenderían; más aún, en las diferentes presentaciones
de la novela he insistido en un caso específico: el poema de Gabriela Mistral, La abandonada, en el sentido de que
afirmo, si me lo permites, que ella lo escribió para que yo lo reprodujese en
un momento clave de la trama de Versos
envenenados.
3. Pues me dejas intrigada, ¿podrías
explicar un poco la razón de ese vínculo con el poema de Gabriela Mistral?
Pues
que entre ese poema de Gabriela Mistral y yo ha existido una conexión, a través
del tiempo, que ha permanecido latente, para que en Versos envenenados se le rindiese homenaje a algo que ella escribió
y que ahora, en 2018, debía volver a la actualidad. Y eso es lo que siento con
otros poemas que aparecen en el libro, así como con los textos de las
canciones. No me cabe la menor duda de que se escribieron para que yo los
trajese a la actualidad en esta novela.
4. Como muy bien se aclara en la nota
final, la novela no sigue un orden cronológico.
Bueno,
en realidad he preferido lo lógico a lo cronológico, ya que se narran recuerdos
de algunos personajes, que se citan y que puede no aparezcan a lo largo de la
obra, de manera que no lo hacen cronológicamente, sino que van relatando al
escritor lo que recuerdan, avanzando o retrocediendo en el tiempo, hasta que
toda la narración se completa; entonces, el lector comprende la verdadera
cronología.
5. Has escogido el escenario de
Murcia, muy familiar para nosotros y muy tranquilo, para, digamos, sacar la
parte oscura, lo cual acentúa el contraste que se nota en toda la novela. Pero Isco Vivas ¿por alguna razón?
En
esta novela he querido disfrutar escribiendo sobre los paisajes que conozco,
citando a las personas que conozco, la literatura que he leído, los
restaurantes a los que he acudido, etc., como un director de cine busca los
exteriores donde se va a desarrollar su película; eso he querido hacer con Versos envenenados. Y he acercado al
lector a lugares que, en muchas ocasiones, tiene tan próximos que ni siquiera
repara en ellos.
También
he tenido que buscar esos exteriores en lugares insospechados, que se
conocerán, sobre todo, en mi próxima novela, Asesinato en San Pedro del Pinatar, que va creciendo día a día.
¿Por
qué el nombre de Isco Vivas, el
personaje masculino principal? Mira, tenía claro que se iba a apellidar Vivas, pues me gusta su sonoridad. Y lo
de Isco fue gracias a los amigos y
amigas de Facebook, los cuales una mañana, en respuesta a una pregunta que les
planteé en mi muro, me propusieron más de veintitantas veces que le llamase
así.
6. ¿Tenías una idea del argumento al
empezar a escribir la novela, o te centraste en una situación determinada y, a
partir de ahí, fuiste desarrollando la trama?
La
novela tiene su punto de arranque en un encuentro fortuito con un grupo que
estaba practicando cruising en la
pasarela de madera que une la Curva de la Culebra con la playa de la Torre
Derribada, en San Pedro del Pinatar.
Ahora
que ya ha pasado el año 2018, puedo decir que Versos envenenados tendrá continuación, pues quedan algunos flecos
que resolver; en ellos, el encuentro cruising
de ese punto del Parque Regional de las Salinas de San Pedro tiene una
importancia vital.
7. ¿Los poemas que escribe Carlos en
la novela son tuyos, y la carta de Un
hombre desnudo?
En
la novela hay un par de poemas bastante malos, que no tienen cita de autor. En
efecto, son míos. ¿Que por qué así? Pues porque no es entendible que Carlos, que jamás ha escrito un poema,
pueda hacerlo por primera vez y sea de una calidad para ganar el premio
nacional de poesía. Todos hemos escrito poemas en nuestra juventud, como
cantaba Mari Trini, pero no se puede pensar que ese primer poema será merecedor
de pasar a la historia de la poesía.
Un hombre desnudo
es un texto mío, un relato que escribí hace años para el portal Escritores en la sombra y que fue
elegido por los integrantes del foro como relato del año 2008. Como el sitio
cerró, he querido traerlo a la actualidad, recuperarlo, y homenajearlo, si
quieres, incluyéndolo en Versos
envenenados.
8. ¿Qué te aporta escribir literatura
en cada género? Es decir: en poesía, novela, etc.
Son
momentos diferentes de cada día, de cada hora, si quieres. Como la música. Sigo
tocando el saxo y la trompeta, aunque menos que hace un año y pico, es cierto;
y otras veces me siento ante el ordenador y me pongo a escribir, o cojo un
lápiz e intento plasmar algunos versos… Todo aporta un grano de arena creativa
al placer de vivir en un lugar tan paradisíaco como San Pedro del Pinatar.
9. ¿Te consideras un Illán de primera,
o un Ángel González de segunda?
Los
lectores no van a saber las sonrisas que me ha provocado esta pregunta, pues me
retrotrae a hace unos años, cuando nos conocimos; y a aquella pregunta de Ángel
González: « ¿Para qué quieres ser un Ángel González de segunda, si puedes ser
un Illán Vivas de primera?» No sabría
decirte… Creo que soy un Illán Vivas de
segunda, y ya no sé si tendré tiempo de llegar a serlo de primera.
10. Bueno, ser un Illán Vivas ya es
ser único, ¿no te parece? ¿Alguno de los libros que has escrito, sea de prosa o
de poesía, significa algo especial para ti o te trae recuerdos, buenos o malos,
que lo diferencie del resto?
Ya
sabes lo que suelo decir en estos casos: todos escribimos sobre quien nos
precedió. No sé quién fue el primer escritor totalmente original, supongo que
alguno de las cavernas. A partir de él, todos los demás hemos ido escribiendo
sobre los cimientos de quienes nos precedieron, de lo que hemos leído, de lo que
hemos aprendido leyendo.
Si
es así a nivel general, pues imagina a nivel particular. Para mí son especiales
casi todos, respuesta que también han dado ya muchos escritores. No soy
original tampoco en eso. Pero si debo destacar algún libro te diré que, en
poesía, A mi manera; y en novela, la
saga de La cólera de Nébulos, en la
que estuve inmerso durante unos veinte años. Además, podrás observar que en mis
diferentes novelas o poemarios suelo hacer referencia a mis libros anteriores.
11. Sí, la verdad es que esas menciones ayudan al
lector a centrarse en tu estilo. Y además de escritor y crítico literario eres
editor, ¿qué nos contarías de esta faceta? ¿Sientes que trabajar en la edición
de libros te ha aportado experiencia a la hora de escribir tu propia obra?
He sido
editor adjunto gracias a Antonio Galera Gracia, una persona importantísima en mi vida literaria de los últimos años a la que
estoy enormemente agradecido, como lo estarán cientos de autores y autoras a
los que ha apoyado desinteresadamente para que publicasen su primera obra; un
hombre que merecería ser reconocido por su corporación municipal, como se ha
hecho con otros de muchísimo menos mérito.
Para mí ha
sido positivo ayudar a bastantes escritores a publicar su primer libro y facilitar
el camino a otros para que continúen su carrera literaria. Me siento muy
satisfecho de ese aspecto de mi actividad, aunque en uno o dos casos me he
llevado sorpresas muy negativas que no esperaba.
Y a nivel
nacional, he sido editor literario un par de veces; experiencias en las que he
tenido el placer de tratar con la obra de más de veinte autores.
12. ¿Escribes para dar algún mensaje,
transmitir tu idea del mundo, por placer o impulso, para desahogar
preocupaciones, o un poco de todo?
Escribo,
como decía José María Arguedas, por
terapeútica, pero sin dejar de pensar en que podría ser leído. Creo que la
gran mayoría de los escritores lo vemos, lo sentimos así. Yo, como muchos, he
dicho en algún momento que escribo para mí. Pero no es cierto: escribimos para
que nos lean; y, posiblemente, casi todos, también por esa sensación
terapéutica de la que hablaba Arguedas.
Y
en esa acción de escribir vamos dejando parte de nosotros en el texto: nuestros
ideales, nuestras ilusiones, nuestras desilusiones. Escribimos también sobre lo
que vivimos o hemos vivido. Y, en muchísimas ocasiones, sobre lo que nos
gustaría haber vivido.
Luego
sí, hay un poco de todo.
13.
Sí,
otra cuestión de la que hablamos en aquella conversación, ¿verdad? Muy buena la
frase de Arguedas. Yo diría que escribimos para nosotros aunque, en el esfuerzo
que hacemos de terapéutica, como
dices, es como si diésemos luz a alguna verdad que queremos compartir. Al fin y
al cabo, como humanos, somos sociales, ¿dirías lo mismo?
Lo
diría. Nadie escribe para él mismo, para que no lo lean. Mira, en este momento,
no me viene otro ejemplo a la cabeza que el de Salinger, quien, tras escribir y
publicar El guardián entre el centeno,
ya no quiso volver a publicar nada, a pesar de que siguió escribiendo
enfermizamente hasta su muerte.
14.
Supongo que
ha seguido escribiendo más por terapéutica,
pero pensando que no podía superar su primera obra, o aportar algo nuevo al
lector. Me ha dicho un pajarillo que escribes a mano, ¿qué nos cuentas de esto?
Más que un
pajarillo, te lo habrá dicho un cuervo negro, como el de Poe. En efecto,
escribo a mano y con lápiz los poemas. Soy muy maniático en eso. La poesía
siempre a mano, y a lápiz. No consigo escribir un poema a bolígrafo, o en el
ordenador, salvo que sea para pasarlo ya en su versión casi definitiva, para
guardarlo o imprimirlo.
Es más, los
cuentos los suelo escribir también a mano, pero con bolígrafo.
15. Las manías de los escritores, junto al
perfeccionismo, ¿verdad? Y para terminar esta entrevista personal, otro
recuerdo de aquella fructífera conversación: ¿sigues dándote esas curas de humildad que me comentaste?
Por supuesto. Por eso viajo
a menudo a Madrid, o asisto a recitales de poesía y de narrativa de autores
relevantes, para situarme en cada momento donde me encuentro y que siempre
habrá muchos mejores que yo. No olvides que nací y he vivido muchos años en Molina
de Segura, donde una asociación, la misma que se aprovecha de todas las
prebendas del Ayuntamiento local, ayudada por el servicio de cultura municipal,
tiene entre sus filas a escritores y escritoras que se creen han ganado varias
veces el premio Nobel de literatura y eso hace que los demás tengamos que ser
humildes y reconocer que nunca podremos ganar, como ellos, más de una vez el
citado premio Nobel. (Espero se entienda el sarcasmo).
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