viernes, 25 de enero de 2019

El jardinero, de Alejandro Hermosilla (Reseña nº 861)

Alejandro Hermosilla
El jardinero
Jekyll & Jill, 2018

Hay libros buenos, y libros malos. Hay libros infantiles, y libros para adultos. Hay libros juveniles, y libros clásicos, noveles, veteranos. Y hay un libro maligno, se llamaba El necronominon, del gran maestro HP Lovecraft. Pues bien, creo que he leído una versión traducida al castellano de ese ficticio libro. Y no por que haya sido traducido textualmente, sino porque ningún otro libro hasta el momento me había provocado tantas ganas de arrojarlo al fuego de la chimenea.

Me ha resultado odioso pero, al mismo tiempo, no podía dejar de leerlo. Cada vez que paraba para descansar, tomar aire, me he jurado que no volvería a cogerlo. Además, se me notaba en la cara, me he mirado varias veces al espejo y estaba de un mal humor... ¡de una mala leche! pero, inevitablemente, volvía a él, como una maldita perversión de la que estuviese preso.

Alejandro Hermosilla ha conseguido escribir algo maligno, que te amarga la vida, pero que es tan adictivo que no puedes abandonarlo hasta la última página.

Y bien que el autor me lo avisó a través del Facebook, y el propio editor, en una carta, me hablaba del libro para que tuviese cuidado al adentrarme entre los recovecos de la jardinería, entre las sendas oscuras que deja el cuidado, o el descuidado, jardín.

Yo he escrito cuentos sobre libros malignos, pero nunca pensé encontrarme con uno que me produjera tanto malestar interior. Según el editor, y la contraportada, la base de esta novela, si puede llamársela así, es un hecho que aconteció al autor en su juventud, es el resultado de la traición de un amigo.

Pues bien, desconocido lector, atrévete. Acércate al jardinero y permite que la hiedra te rodee y te abrace, no vas a poder dejarlo.

Francisco Javier Illán Vivas


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