Verano del 96
Tirano Banderas, junio 2016
Esta es una historia, larga historia, que tiene su origen en Cabo de Gata en el verano del año 96 del siglo pasado... aunque realmente lo hace en el siglo actual y dentro de unos cuantos años.
Así es. Este juego de fechas ya nos debe poner sobre aviso del trampantojo que el autor residente en Torrevieja y natural de Molina de Segura, nos va a preparar.
El Parque de María Luisa, dos jóvenes y, entre ellos, las nuevas -o novísimas y futuras tecnologías- y dos ancianos, uno de ellos con ganas, aparentemente, de contar una largúisima historia de amor que ocurrió en el citado verano de 1996.
No vamos a encontrar nada especial en ello, pues las historias de amor son así la mayor parte de las veces: sencillas, con sus altibajos y sus finales felices, o trágicos, o amargos.
Alejandro, Lucía y Conrado. Tambíen Gonzalo y Blanca. Y la frutería del pueblo, y la adinerada familia Rivera, o la prestigiosa familia Galán, ambas de Madrid. ¿No es lo que podríamos encontrar en cualquier pueblo de costa y que tantas veces vimos en el cine o en las series televisivas de aquellos tiempos?
La obsesión posesiva de Conrado hacia Lucía, y la temeridad juvenil de Alejandro darán el punto de fuerza a esta historia. Baños, paseos en moto, ferias, atracciones y piscinas. Y jóvenes que descubren el amor en apasionados y breves meses estivales... para reencontrarse años después y revivirlo todo, con todos, los mismos personajes citados: Alejandro, Lucía y Conrado.
Pero ahora, cada uno en su profesión, con su presente encarrilado y su futuro programado.
¿El final? Lo tendrás que descubrir, desconocido lector. Ah, y no olvides tus gafas "Google glass", por mucho que un anciano narrador te insista.
Francisco Javier Illán Vivas
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