GORRIÓN
Sin nada que
perder,
gorrión
ambulante,
vagas de árbol
en árbol,
de estanque en
estanque.
Juegas a ser
libre,
a llegar hasta
el cielo.
Gorrión
solitario,
perdido,
aventurero.
DE PASO
Estoy sólo de
paso.
Camino, me
detengo.
Retrocedo,
adelanto.
Pero siempre de
paso.
A veces creo
haber
encontrado un
hogar
donde se me ha
invitado
de paso.
Observo la vida
de las gentes,
en ella participo.
Pero la hora de
la marcha llega.
Y vuelvo a ser
consciente
de que sólo
estoy de paso.
La vida también
pasa.
La vida. Los
caminos.
Las pisadas
efímeras.
Las lágrimas.
Los desengaños.
Tras un breve
descanso,
otra vez al
camino.
A crear otra
historia
que al fin será
pasado.
Sueños, verdes
paisajes,
gentes pensantes
que están
también de paso.
Agarrada a mi
cruz y a mi destino,
todo lo que
poseo.
Mi Historia, mi
Soledad,
Mi Fuerza.
En la mochila,
derrotas, alegrías
y el orgullo de
saberme en el camino,
feliz por el
logro de haber vuelto
y reanudar la
marcha.
MIEDO
Tengo miedo de
todo:
De perderme por
los aires.
De abandonar la
partida.
De no saber, de
no ser.
De ocultar la
cabeza.
De quedarme
dormida.
De dejarme
derrotar
por las dudas y
la insidia.
De habituarme a
la inercia.
De que el miedo
sea mi guía.
UN SUEÑO, LA VIDA.
¡Qué extraño! La
vida me parece,
como dijo
Calderón, un sueño.
¿Cuál es la
realidad, y cuál la fantasía?
Mi cabeza ya
apenas lo discierne.
Mi propia
realidad, mis metas e ilusiones
yacen
adormecidas bajo una espesa nieve.
He querido
volar… ¿lo he conseguido?
A veces me he
sentido ligera como pluma
y he creído
estar atravesando
libremente los
aires.
Entonces he
pensado: “¿Qué más da?,
¿Qué más da si
estoy o no volando?”
Lo he vivido
así, o así lo he soñado.
Me he
embadurnado el alma
de pequeños
momentos de existencia.
Quizá por eso
aún persigo con vehemencia
ese ungüento de vida,
esa pomada
que penetre en
los poros de mi sueño
y atraiga
sensaciones desde dentro
que despierten
mi piel y mi mirada.
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