jueves, 14 de mayo de 2015

Nuestra sociedad


Es la primera vez que escribo para una revista literaria, algo que me llena de satisfacción y de responsabilidad, y así voy a procurar escribir la presente reflexión en temas de plena actualidad.

Sin ningún género de dudas vivimos tiempos de gran convulsión, no sólo en la Región de Murcia, sino en España, en Europa y a nivel mundial. Tal situación no nos debe llevar a posturas acomodaticias, sólo lo indico como un hecho tangible que es preciso analizar y sacar conclusiones.
La reiteradamente llamada Crisis está suponiendo una perversión del sistema y un retroceso en nuestra propia convivencia, regresión a épocas indeseadas.
La Sociedad Civil está desengañada por las promesas incumplidas, por las incoherencias y por los cinismos insoportables: el 15-M, los grupos de desahuciados, los médicos, los profesores, los estudiantes, los dependientes y, sobre todo, funcionarios, jubilados y clase trabajadora están hasta la coronilla y no les faltan razones para ello.
Nadie puede negar que el descontento de la sociedad está más que justificado y, en parte, la responsabilidad corresponde a la clase política. Y digo en parte, porque lo matizaremos en las líneas siguientes de esta reflexión.
Aún siendo cierto que el descontento trasciende más allá de nuestras fronteras, eso no nos puede servir de acomodo pues, aun aceptando la Globalidad, eso no impide asumir nuestra propia responsabilidad y encontrar nuestras propias respuestas a los retos.
En base a lo anterior, toda la sociedad civil tiene parte de razón en sus reivindicaciones, en sus luchas callejeras y en sus reiteradas manifestaciones. 
Hay que vivir en la sociedad, escuchar a la gente y ser parte de la propia sociedad de igual a igual, no sólo vale pedir colaboración y después olvidarse, sino que la sociedad debe ser partícipe de las soluciones que se adopten para salir de la crisis.
Es innegable que el gran objetivo es reducir esa dramática cifra de más de SEIS MILLONES de parados en España, de ellos ciento cincuenta mil en la Región de Murcia. Pero también se debe dar una solución a más de setecientos mil dependientes; buscar una salida profesional digna a esta nueva generación de estudiantes, posiblemente la mejor preparada de la historia de nuestro país, cuyo futuro no puede estar en el extranjero; proteger a quienes han dedicado toda su vida a trabajar y que ahora, con las políticas que se están adoptando, se encuentran que no llegan a la merecida jubilación en condiciones justas. Hay muchos más campos de actuación, pero sirvan estos como muestra.
En otro orden de cosas, se están restringiendo los derechos civiles; por mi edad observo que volvemos a años que ya nos tocó vivir, a la década de los 50-60 del pasado siglo, descaradamente en el derecho a la información, donde parece que renace el NO-DO en los medios de información pública, por la vergonzante manipulación y purgas llevadas a cabo.
Desde el pasado veinte de noviembre del año dos mil once la sociedad civil española ha sufrido las injusticias más dramáticas de todo el período democrático post-franquismo.
Es cierto que la máxima responsabilidad es de los representantes políticos, pero no toda corresponde a ellos y eso quiero matizarlo.
La propia sociedad también tiene que asumir que cuenta con derechos y, recíprocamente, con obligaciones.
La primera consiste en elegir a los representantes, no sólo con el bolsillo y el corazón, sino con la cabeza; la segunda es casi doble, ser solidarios y altruistas, también se debe dar, no sólo esperar recibir.
Sin lugar a dudas, la sociedad debe exigir una nueva Ley Electoral de listas abiertas, incluso si es posible, por distritos, tanto a nivel municipal, como autonómico y estatal. La iniciativa popular debe ser fortalecida y erradicar la corrupción civil y política.
Es cierto que nada es perfecto, pero la política y la democracia representativa son los mejores sistemas, aunque ahora parezca que no guste. Por supuesto que hay muchas leyes obsoletas y se deben cambiar, e insisto, eso depende mucho de la sociedad civil.

Creo que es hora de ir resumiendo, con una idea clara desde ya: no toda la política es negativa ni mucho menos igual, ni tampoco todos los políticos son iguales ni tampoco parecidos.
De manera matizada y dentro de la Unión Europea hay veintisiete gobiernos, de los cuales veintidós de ellos son de la derecha política y sólo cinco de centro izquierda. Además, hay naciones más poderosas que otras, que regentan mayor cuota de poder en la Unión, y quien en estos momentos lo ejerce con más fuerza es Ángela Merkel. ¿Cuál es la consecuencia? Se hace política de espaldas al Pueblo y de la mano de la Gran Banca, el FMI y las Agencias de Clasificación y otros esbirros.
Consecuencia, en nuestro país, en España, es más importante lo que dicen los señores Botín, Gonzalez Alierta, Rosell y demás que lo que opinan Cándido Méndez, Toxo, el lider de la oposición, Rubalcaba o cualquier otro miembro de las fuerzas progresistas.
Se debe racionalizar el descontento, para que no se canalice hacia la aparición de salvadores que han ido apareciendo en otros países europeos: Le Pen, Amanecer Dorado y, más reciente, Beppe Grillo. Se debe llevar mucho cuidado con los populismos, que pueden llevarnos al auténtico fascismo.

Ya lo dice el refrán: el que avisa no es traidor.

(PD: Artículo escrito para nuestra revista nº 2, septiembre de 2013)

José Vivas Palazón (Molina de Segura, 1937). Trabajador de una empresa ladrillera durante 35 años. Fundó la primera Asociación de vecinos en el Barrio de Fátima, en 1971. Fue presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre en dos ocasiones. Cofundó el PSOE y la UGT en su refundación en 1975, siendo el primer secretario general de la agrupación local de Molina de Segura, concejal de la localidad en 1979-1983 y en 1987-1991. Suele escribir periódicamente en prensa sobre cuestiones sociales y política.

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