jueves, 4 de septiembre de 2014

Selección poética de Francisco Vicente Martínez




Será
Esto vivir

Esta
Cruel monotonía
Que obstruye la sangre
Y entorpece el mundo

Será
Esto la vida conmigo mismo

Será,

Tan cruel el paisaje
De los árboles caídos
Sin orgullo

Este

Sin sentido
De
No llegar a los sueños

Será
Esto morir

Despacio, adormecido
Literario,

                                           Solo


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Así caminabas a mi lado
Cercana y tan distante,
Escondida entre las sombras de las parras.

Siempre te sentía a cada instante
En los poseídos recuerdos no vividos
Y sabia también de tu mundo en la tormenta
En la plácida arena de la mar
Y en las sombras adheridas de mi cama.

Hasta cuando el viento
Sacude la humedad de los lechos,
También entonces me confundes y me asaltas
Emergida naciente, como minervas azules de corales.

Tú, que me has enseñado a navegar con la aurora
La estrella que señalaba el norte, y que aparece hoy tan lejos.

Tú, que al escribir parece que me hablas y esperas
Esperas siempre tan callada
La llamada infinita de las olas.


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Cuando me vaya

Cuando me vaya se abrirán las ventanas,
y podré volar presuroso entre el amanecer y el mar.

Esta extraña sensación que inunda mi ser antiguo, de este cuerpo tan perdido por el límite y la cordura.
Sera el viento que hará nido mi ausencia,
y la piel diluida por el aire suculento de las flores

OH! mi bien creado cuerpo,
perdido para siempre en el arrebato de la brisa
La ternura de ser amado, el capricho exiguo de poder amar

Seré como quiera el aire, pensamiento o llanura,
calidez de primavera, bruma en el silencio opaco de enamorados.

Así un día se abrirán las ventanas,
y se cerrará la puerta por siempre a la ira
Y todo quedara como al principio,
liso y llano como un atardecer encendido de violetas.

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Saber de ti

Saber de ti
Ya no se.

Todos los sueños quedaron en silencio
Tiritando en un rincón del alma
Ebrios como la mariposa.

Suena las campanas tristes y vacías
Comitiva fúnebre sin tus manos
Sin tu presencia, ni la vida.

Hoy tampoco escuche tu nombre
Tampoco merecí la fortuna
Viento que barres el alma a medida de la pena
Invoca su soledad por las esquinas.

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