viernes, 29 de agosto de 2014

La pirámide del café, de Nicola Lecca (Reseña nº 691)

Nicola Lecca
La pirámide del café
Editorial Alevosía, 2014

Hay libros que parecen escritos para adolescentes, casi para niños, y sin embargo son mucho más profundos y significativos que otros con más pretensiones.
Es el caso de la novela que hoy recomendamos, La pirámide del café, de Nicola Lecca –Editorial Alevosía / Siruela- que nos narra la historia de un joven húngaro –Imi- que ha pasado su infancia y adolescencia en un orfanato local de su Hungría natal para salir con toda la ilusión del mundo rumbo a su particular tierra prometida –Londres- y en concreto, a un salvador trabajo en una cadena de cafeterías regida por asépticos manuales que deben ser puntualmente seguidos desde lo más alto del escalafón hasta el escalón más bajo. De ahí, claro está, aquello de <la pirámide del café> que hace referencia a la estructura de la cadena de locales.
Hay un momento decisivo en la historia en la que Imi entra de manera abrupta en la madurez y esto lo nota su casera de manera explícita en el libro. Por cierto, una casera que es más una madre o una amiga que un personaje sórdido y avaro pendiente del dinero sobre cualquier otra cosa.
Aunque el autor es italiano, la ternura y empatía con la que relata la vida del orfanato me recuerdan a los clásicos del género con especial mención a Charles Dickens. Dicho esto, el autor confiesa en una nota al final que el relato está basado en un auténtico orfanato en el que se ha inspirado para su novela, con lo cual la relación con los clásicos está ahí pero no es la única fuente.
La novela de hoy nos aportará el buen rollo y la sensación de que la vida tiene cosas muy importantes en la monótona cotidianidad que vivimos a regañadientes y con pocas ganas. El día a día, mirado a los ojos de Nicola Lecca, se hace mucho más interesante y, desde luego, quienes lean el libro afrontarán la vuelta al trabajo con unos ojos mucho más positivos.
Formalmente, se trata de una novela flexible, manejable, de pasta blanda y letra muy cómoda, con un ritmo ágil que no nos dejará parar hasta llegar a la última página. Una novela de esas que alargaremos un poco al final por las pocas ganas que tenemos de que se termine. La cubierta ha llamado la atención de todos los que la han visto. Sobre un fondo de verdes y azules encontramos diversos motivos londinenses como el autobús de dos pisos, una pipa, el Big Ben o una tetera. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

domingo, 24 de agosto de 2014

Las historias del Caballero Gil, de Adolfo Navascues Gil (Reseña nº 690)

Adolfo Navascues Gil
Las historias del Caballero Gil
Backgrounfs Books, 2014

Adolfo Navascues es, él mismo, casi un personaje de novela, de un humor agudo que muchas veces sólo detectan los finos paladares, y que parece ha querido convertirse en ese personaje de novela, o una sucesión de cuentos, que él mismo nos narrará en el presente libro.

Convencido de la procedencia alemana del apellido Gil, el autor nos irá narrando, con alguna que otra cita para los más interesados en el tema, la historia del Caballero Gil, desde aquellos que lucharon con Don Pelayo contra los moros.

El título de Caballero no es gratuito, debe saber el desconocido lector de estos no tan abruptos acantilados, pues a lo largo de las páginas conocerá también sus peripecias con los equinos y la preferencia de nuestro personaje por el caballo-caña, que justificación hubo, y de peso, por no decir otros adjetivos más apropiados a la aventura. Una aventura que se sucede en Gallur, pueblo de la provincia de Zaragoza.

Los Marqueses de la Contraparada, el Soto y la Huerta Baja; el Rey Ramiro, Fernando el Santo, el citado Don Pelayo, y otros muchos ilustres nombres pasarán por las páginas -y por la historia de los Gil-, además de otros más cercanos, más comunes, pero que fueron llamados a ser reyes: Aldredo, Luis, Escolástica, Anunciación... todos hombres y mujeres respetables que Adolfo, el autor, nos irá presentando a lo largo de estas Historias del Caballero Gil.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 22 de agosto de 2014

La piel dorada, de Carla Montero (Reseña nº 689)



Carla Montero
La piel dorada
Plaza & Janés, 2014

A día de hoy casi nadie cuestiona la importancia que tuvo el periodo que abarcaba desde los finales del siglo XIX hasta los principios del XX –en concreto 1914, fecha de la Gran Guerra, que se ha venido a llamar fin-de-siglo- en lo relativo al desarrollo de las artes y las letras.
El escenario indiscutible de aquella revolución cultural fue París pero no fue la única ciudad, ni mucho menos, que aportó su granito de arena a la nueva cultura. Entre esas otras ciudades, Madrid –en la que se reunían los componentes de la célebre Generación del 98- y Viena, en la que los Gustav Klimt o Emilie Flöge aportaron también mucho sobre todo en lo relativo a la pintura.
Es ahí donde la novela encuentra su caldo de cultivo al narrar con maestría el violento choque entre la retrógrada sociedad imperial de la Viena tradicionalista y estos excéntricos y provocadores artistas que retrataban a modelos en cueros y proponían la libertad absoluta en la creación artística.
Evidentemente, la primera acusación a la modelo era la de asimilarlas a las prostitutas, un mundo del que provenían muchas de ellas. Posar desnudas era escandaloso pero aportaba dinero y era mucho mejor que tener una vida expuesta a los caprichos e infecciones de sus clientes en el prostíbulo.
Encontraremos varias historias de amor que nos atraparán en una trama de asesinatos que querremos resolver hasta la última página. Destaca el lenguaje sin pelos en la lengua que ya llamaba la atención en los Umbral o Cela y que en una mujer, como es el caso de Carla Montero, chocará por un lado; por otro, quedará de alguna manera atenuado en un contexto más suave que hace que un lenguaje tan duro se suavice.
La profundidad psicológica de los personajes está muy lograda, la acción es ágil con lo que las páginas se suceden a buen ritmo hasta llegar a un punto en el que uno quisiera que la novela tuviera alguna página más para seguir disfrutando el relato. Acierto este, sin duda, que nos tendrá en vilo hasta que salga una nueva novela de la autora.
El aspecto formal nos remite a una novela en el sentido estricto de la palabra. Por volumen, por diseño, por tipo de letra… es lo que cualquiera de nosotros imaginaría al pensar en una novela. La tapa dura la hará convenientemente resistente a la exposición a viajes, piscinas o cualquier otra circunstancia propia de los meses en los que estamos. En la cubierta, Inés –la apasionante protagonista del relato, un personaje que daría mucho juego interpretado en cine- y Viena, todo ello en los tonos dorados que menciona el título.
Ni que decir tiene que si alguno de nuestros lectores ha pensado viajar a Viena disfrutará de una piedra de toque que les acercará a lugares dignos de visitar y a la gastronomía propia de la ciudad, otro motivo para leerla. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

miércoles, 20 de agosto de 2014

Acantilados de papel nº 4: firmas ya veteranas en nuestras publicaciones

Nuevas firmas, de las que ya os hablamos ayer, y firmas que ya son conocidas por nuestros miles de lectores en todo el mundo, estarán en el próximo número de Acantilados de papel:

Ulises Varsovia, Rolando Revagliatti, Harmonie Botella, Mariángeles Ibernón Valero, René de la Barra Saralegui, Rosy Paláu, Lola Estal, Juan Serrano, Mercedes Tormo Muñoz, Pedro Pujante, Nora Ibarra, Lola García de Luna, María José Villarroya Durá, Nelson Verastegui, Andrés Fornells, Irel Faustina Bermejo, Jesús Cánovas, Adolfo Caparrós Gómez de Mercado, Mª Carmen Horcas López y Francisco Javier Illán Vivas.

Un número que tendrá, con toda probabilidad, 106 páginas.

La imagen es una de las que forman parte de este próximo número, de Blas Estal.

martes, 19 de agosto de 2014

Acantilados de papel nº 4: nuevas firmas

El próximo número de Acantilados de papel, que esperamos esté en red el próximo 1 de septiembre, contará con nuevas colaboraciones, firmas que nunca han publicado con nosotros, ni en los anteriores tres números digitales ni en el blog, 

En total quince nuevos autores y autoras que se unen a Acantilados de papel que, por cierto, y esto es una nueva novedad, es publicada bajo la edición de Grupo de Literatura Extramuros, una vez se procedió a la disolución de la Asociación PAG, editora de los anteriores tres números.

Las nuevas firmas son Julián Gómez de Maya, Elena Muñoz, Joaquín Piqueras, Marisa Alonso Santamarina, Raúl Muñoz González, Clemen Corbalán, Álvaro Bellido, Alicia Fernández, María Teresa Fandiño, Chema Gómez Hontoria, José Manuel Ramón, Alfonso Lorente Carmona, Alberto Ibarrola Oyón, Joaquín García Box y Debora Trachter, autora de la portada y de ilustraciones interiores.

Un número de Acantilados de papel donde predominará el texto y en el cual hemos reunido poesía, ensayo, relatos, crítica literaria y entrevistas para que nuestros lectores puedan disfrutar los cuatro meses de vigencia de este número.

En la imagen superior, una de las imágenes que publicamos en el próximo número, de Debora Trachter.

lunes, 18 de agosto de 2014

Acantilados de papel nº 4 ya tiene portada

Os presentamos el motivo central de la portada de nuestra próxima revista digital: Una revolución copernicana, de Debora Trachter, que debuta en este número con nosotros.

No será esa la única novedad, os iremos informando las próximas fechas, mientras terminamos de preparar la revista, que esperamos poder tenerla en red (Calamèo, como las anteriores) el próximo día 1 de septiembre.

domingo, 17 de agosto de 2014

August. Pecado mortal, de David J. Skinner (Reseña nº 688)

David J. Skinner
August. Pecado mortal
M.A.R. Editor, junio de 2014

Robert August Robertson es el encargado de contarnos su propia vida en esta novela que firma David J. Skinner, y que tendremos que esperar hasta la conclusión para conocer los motivos por los cuales la historia llegó a él, una historia que no puede ser muy larga, pues el mencionado Robert August cuenta treinta años cuando nos la narra.

Unos acontecimientos que comienzan aún antes de su nacimiento, en el verano de 1940, violentos sin lugar a dudas: su padre encontrado ahorcado en una viga del desván y su madre -a la que él llama Mary Ann, nunca madre-, presa del nerviosismo cuando buscaba al doctor, estrellándose contra un centenario árbol, lo que la llevó a la unidad de cuidados intensivos para, dos semanas después, dar a luz a nuestro protagonista.

Su vida, como veremos en las primeras páginas, no podía comenzar peor. Tal vez por ese acontecimiento, o por los que el propio Robert August nos va narrando, o por que Mary Ann realmente no quiso jamás a aquel niño, le proporcionó una violenta infancia de castigos y palizas, guiada por su ultra ortodoxa fe materna, y siempre poniendo como ejemplo que esto o aquello no lo hubiese permitido el Reverendo, su padre.

Robert August, o August, para simplificar, cree que su vida cambia cuando conoce a Clara, nombre apropiado para alguien que será una oleada de claridad en su vida, y que le regala un diario para que escriba en él lo que le acontece a lo largo de la vida. Un diario que le llevará al corredor de la muerte porque, a su alrededor se dan sucediendo las muertes violentas, sin que nadie sepa cómo ocurren ni quien es el asesino. Él si lo sabe, pero nadie le creerá cuando confiese que es su padre, el Reverendo, quien simuló su muerte, para poder vengarse de su madre.

David J. Skinner, depositario de esta autoconfesión donde nada parece ser lo que es, nos describe una sorprendente historia de amor, de odio, de violencia que nos dejará sin resuello cuando avancemos a lo largo de las páginas, mientras August se apresura en narrar su vida antes de que sea llevado ante la silla eléctrica.

Francisco Javier Illán Vivas

jueves, 14 de agosto de 2014

Sin rumbo, de Eugenio Cambareces (Reseña nº 687)



Eugenio Cambareces
Sin rumbo
Cátedra,


Argentina y España han estado unidas en una complicidad constante desde que llegaran allí los primeros barcos procedentes de este lado del Atlántico. También ha habido cierto recelo y mala prensa que han supuesto los ingredientes de una relación de amor y odio de la que mucho se ha hablado y escrito.
En todo caso, somos muchos los que disfrutamos viendo el cine argentino, escuchando y bailando sus profundos tangos y por supuesto, leyendo libros que, como el que hoy recomendamos, Sin rumbo, de Eugenio Cambaceres –Editorial Cátedra / Colección Letras Hispánicas- nos aportan un conocimiento muy interesante de la cultura y la lengua argentinas del célebre fin-de-siglo modernista al que se adscribe el libro.
Comentamos el apartado del léxico ya que el editor -Teodosio Fernández, a quien felicitamos por su trabajo, tanto en el estudio previo, como en las constantes anotaciones a pie de página- va desgranando en dichas notas un sin fin de términos del español de América, evidentemente, en su variante argentina, que serán muy útiles a los aficionados a la cultura de aquel país que a veces nos vemos muy perdidos por la cantidad de palabras distintas para designar lo mismo que aquí llamamos de otra manera, los célebre puchos –cigarrillos-, las polleras –faldas- o la zoncera –tontería- nos ayudarán a desentrañas con facilidad el sentido de lo que estamos leyendo. Quienes ya estén familiarizados con el léxico lo tienen fácil evitando la lectura de las citas.
Sobre la novela, diremos que se encuentra entre el Realismo y el Modernismo. Así, podrán disfrutar de rasgos realistas que recordarán a las escenas de Ópera de Clarín o a la afición a los duelos de Stendhal, por poner dos ejemplos; por otro lado, se nos anticipa la sensualidad modernista de un Barbey D’Aurevilly, el amor a la naturaleza de Valle-Inclán o el refinamiento urbano de D’Annunzio por poner otros ejemplos. Todo ello, pasado por el tamiz a la argentina de Cambaceres, un autor que sorprende por la agilidad de su prosa, más cercana sin duda al siglo XX que al XIX.
Formalmente es un libro de bolsillo clásico donde los haya, y literal, ya que cabe en un bolsillo. Destacamos nuevamente el excelente estudio de Teodosio Fernández que es la gran aportación en la Colección Letras Hispánicas. En la tradicional cubierta negra con letras blancas encontramos una escena de palco de ópera en la que los abanicos, las sedas y los chismorreos nos dan una pista interesantísima sobre el argumento de la novela. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

martes, 12 de agosto de 2014

El guardián de mi hermano, de Carmelo Anaya (Reseña nº 686)

Carmelo Anaya
El guardián de mi hermano
M.A.R. Editor, diciembre de 2013

El comisario Carrillo fue trasladado al pequeño pueblo de Baria casi como un regalo, un lugar donde no tendría casi trabajo y podría darse la buena vida, pero él comprenderá pronto que no es ningún regalo ni que su trabajo va a ser únicamente burográcito, muy al contrario.

La muerte de un respetable hombre de la localidad (no la busquéis en los mapas, se encuentra en una geografía reconocible, pero en la mente de su autor, Carmelo Anaya) va a desatar los acontecimientos en una sociedad hastiada, cansada de que los recortes, las penurias y la pérdida de toda esperanza que no sea malvivir o trabajar como esclavos. Y, aún así, los empresarios prefieren a "africanos del norte que trabajan en las explotaciones agrícolas", como se lee en la contraportada.

Ya os podéis hacer una idea del caldo que nos ha preparado Carmelo Anaya en su novela, y a partir de él, el surgimiento de un grupo de asesinos que acaban con una familia inmigrante musulmana y, casi al mismo tiempo, la presentación de un partido político, Movimiento Español Tradicionalista; la llegada de dos investigadores desde Madrid, con órdenes de dirigir la investigación, y las conexciones que se irán descuibriendo entre ONG´s, Ayuntamientos, Comunidad Autónoma, partidos, sindicatos...

Una novela muy actual, que demuestra el conocimiento del autor respecto al mundo que le rodea, bien ambientada, bien descrita, que transcurre en apenas nueve días, escrita con una prosa que te invita a seguir leyendo y en donde, el racismo y la xenofobia, tanto de quienes llegan a un país para intentar imponer sus costumbres y sus leyes, como de los que viven en ese país y quieren imponer las suyas, desencadena cuando la sociedad únicamente tiene como objetivo sobrevivir.

Francisco Javier Illán Vivas

domingo, 10 de agosto de 2014

Relatos fotoeróticos, de VV.AA. (Reseña nº 685)

Irene Comendador, Paloma Hidalgo, Antonio Gómez Rufo, Javier Fernández Jiménez, Kalton Harold Bruhl, Pablo Solares Villar, Francisco Javier Illán Vivas, Nelson Verástegui, Karol Scandiu, Félix Díaz, Lydia López Garrido, Violeta Sáez, Álvaro Díaz Escoberdo y Miguel Ángel de Rus.
Relatos fotoeróticos
Ediciones Irreverentes, junio de 2014

El editor Miguel Ángel de Rus tuvo un sueño, y era que el programa Sexto Continente de Radio Nacional de España, convocase un premio de relato erótico. Y él, que es un soñador, y un realizador, consiguió que a tal convocatoria llegasen 210 relatos, procedentes de 27 países. Todos aquellos relatos no podían entrar en un libro manejable, así que, y tras esperar más de un año, finalmente el jurado del premio se decidió por publicar una antología de entre los 210 relatos llegados, donde se incluirían los de las ganadoras, Irene Comendador y Paloma Hidalgo, que no dejarán a ningún lector indiferente.

En catorce relatos el lector va a encontrar el erotismo desde muchos puntos de vista, pero no sólo de texto vive el hombre y la mujer. Así que, a cada relato, le acompaña la implícita y explícita imagen (reproducidas a color en alta calidad) que era objeto de inspiración para los escritores.

Textos de Brasil, Colombia, Venezuela, Honduras y España. Imágenes de Rusia, Ucrania, Polonia, Kazajistán, Inglaterra, Bulgaria y Serbia, conforma esta antología del Relato fotoerótico.

Nos lo dice el autor del prólogo desde el principio: los amantes del erotismo no fallaron a la cita: voyeurs, fetichistas, fieles, infieles, sumisos, exhibicionistas, homosexuales, heterosexuales, amantes de maduros o jovencitas, amantes del sexo oral, tradicional, sadomasos, practicantes del intercambio, o quienes sin más se dejan llevar por las fantasías, están representados en estos relatos.

El lector, la lectora, durante un tiempo, mientras se adentre en estos relatos, estoy seguro que se sentirán como los personajes del cuento de Antonio Gómez Rufo: como los seres más felices de la tierra. Y, al final, no lo dudéis, el recuerdo siempre estará fresco (o húmedo, depende de cada cual).

Avanzad hasta la página 49 y encontraréis uno de los secretos mejor guardados por cualquier hombre, la gran pregunta, la pregunta que siempre querríamos que se nos hiciese... ah, pero tendréis que tener el libro en vuestras manos para averiguarlo.

A más de uno, como al personaje del relato de Kalton Harold Bruhl, se os llenarán los ojos de lágrimas.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 8 de agosto de 2014

Minicuentos de ardillas y gallinas para ir a dormir, de Magela Ronda. Ilustraciones de Ana Burgos (Reseña nº 684)



Magela Ronda
Minicuentos de ardillas y gallinas para ir a dormir
Ilustraciones de Ana Burgos.
Beascoa Ediciones,2013


En el cuento infantil –por infantil entendemos la edad comprendida entre los tres y los cinco años- moderno prima de tal manera la ilustración sobre el texto que la autoría recae sobre la dibujante –Ana Burgos- frente a la autora del texto, en este caso, Magela Ronda.
Parece justo ya que cuando abran el libro quedarán prendados tanto mayores como niños de las formas y colores más que apropiados para las edades a las que nos estamos refiriendo.
De todos modos, el libro que hoy recomendamos, Minicuentos de ardillas y gallinas para ir a dormir, ilustraciones de Ana Burgos –Editorial Beascoa / Penguin Random House- supone una herramienta muy útil tanto para los padres, ya que son cuentos muy breves que no llevarán mucho tiempo y aportan buenos mensajes sobres los que profundizaremos, como para las aulas de infantil en las que suele haber una zona de animación a la lectura en la que los niños tienen la opción de familiarizarse con los libros. En este caso, se trata de uno que puede ser un auténtico imán tanto para ellas como para ellos, nuevo acierto, ya que la primera parte podría ser más atractiva a los niños y la final a las niñas sin ser muy específicos tampoco. Es decir, un niño podría leer con gusto los cuentos finales y viceversa.
Se ha cuidado también la educación en valores de manera que todos los cuentos aportan la tradicional enseñanza o moraleja. Desde perder miedo al mar, hasta las difíciles visitas a la peluquería, pasando por las verduras y frutas o por otro caso que más de uno de nuestros jóvenes habrán vivido en estas vacaciones: que se pierda un amigo, un familiar o que sea uno mismo el que desaparece por un rato. Me gusta la forma de afrontarlo sin dramatismo y buscando el lado positivo a algo que suele ser un gran disgusto cuando ocurre. La apoteosis final lleva a los amigos a la cocina a hacer una pizza que lleva hasta golosinas. Un nuevo mensaje positivo nos lleva a que a todos se nos puede estropear una comida o cena y no debe suponer tampoco ningún disgusto o rabieta. En definitiva, una lectura muy recomendable.
Formalmente es un libro que va a llamar la atención del niño y para lograrlo se desmarca de los libros de mayores desde las dimensiones, con una presentación apaisada, hasta los bordes redondeados para que nadie se haga daño. Como son cuentos para dormir, las nubes, la luna y las estrellas tienen un papel predominante, plácidamente tumbadas sobre las mullidas nubes descansan tanto la gallina como la ardilla. Que lo disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado