miércoles, 18 de junio de 2014

Cuando el destino ya nos ha alcanzado


Soylent Green- o Cuando el destino nos alcance, como fue estrenada en España- es una película de los años 70, más concretamente, de 1973, dirigida por Richard Fleischer y basada en la novela ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!, de Harry Harrison. Fue protagonizada por Charlton Heston, Edward G. Robinson, Chuck Connors, Joseph Cotten y Leight Taylor-Young, entre otros actores y que, a lo largo del tiempo, se ha convertido en un clásico, en una película de culto.

Aunque la película de Fleischer se basa en la citada novela de Harrison, se introduce en aquella un elemento no presente en ésta: el canibalismo. Pero el motivo de comentar esta película en el presente número de Acantilados de papel es por un aspecto esencial: es una película que denuncia las diferencias sociales entre dos castas. Por un lado, los que lo tienen casi todo, entiéndase empresarios, banqueros, políticos; por otro, los que sirven a aquellos, que viven en condiciones casi de miseria como la conocemos en la actualidad, y por otro lado, el resto del pueblo, la chusma, los parias, que se hacinan en escaleras, coches abandonados, como ratas y que, al final, además de ser el sustento económico para que los poderosos vivan como viven, se convierten en alimento para la gran industria del sector.

Hay también en la película una clara denuncia de los problemas de alimentación, por supuesto, de la población mundial, de la catástrofe ecológica a la que se ha visto abocado el planeta por la superpoblación -no olvidemos que la cinta está situada en New York, en el año 2022, con cuarenta millones de habitantes en la ciudad de los rascacielos- y todo rodeado de un ambiente gris, decadente, dondo el único objetivo del pueblo es conseguir alimento para subsistir un día más.

Una sociedad inculta, incluso en las altas esferas, desprovista de todos los derechos no puedo olvidar el temor del policía Robert Thorn a caer de baja y perder su empleo, algo que se parece mucho a lo que vivimos actualmente, y las contínuas referencias de Solomon Roth a cómo era el mundo antes, ese mundo que ya hoy se encamina a catástrofes medioambientales, con la ciudad de New York superando largamente los ocho millones de habitantes...

Richard Fleischer nos describe magistralmente una historia de denuncia social como si de una de investigación policíaca se tratase, como si estuviésemos ante una película de cine negro nos presenta unos personajes fuertes, consistentes, la solidez del argumento, de la trama, mantiene al espectador fijo en la pantalla, tal vez por ello la cinta ha tenido su reconocimiento con el paso del tiempo, conforme ha ido mejorando, se han comprendido tanto los mensajes de la misma como la solidez del trabajo bien hecho: escenario descorazonador, las componendas del poder para gobernar para ellos, para los amigos, para los miembros del partido y contra el pueblo, el lamento de una sociedad aborregada por tiempos pasados y las tramas corruptas que todo lo dominan, como una gigantesca telaraña.

Nadie puede decir que no se parezca a lo que ya estamos viviendo en España, en Europa, en Estados Unidos...



Toñy Riquelme García, nacida en Molina de Segura. Redactora del blog de Acantilados de papel, dirigirá, a partir del próximo nº 4, la revista digital del mismo nombre.

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