Soylent
Green-
o Cuando
el destino nos alcance,
como fue estrenada en España- es una película de los años 70, más
concretamente, de 1973, dirigida por Richard Fleischer y basada en la
novela ¡Hagan
sitio! ¡Hagan sitio!,
de Harry Harrison. Fue protagonizada por Charlton Heston, Edward G.
Robinson, Chuck Connors, Joseph Cotten y Leight Taylor-Young, entre
otros actores y que, a lo largo del tiempo, se ha convertido en un
clásico, en una película de culto.
Aunque
la película de Fleischer se basa en la citada novela de Harrison, se
introduce en aquella un elemento no presente en ésta: el
canibalismo. Pero el motivo de comentar esta película en el presente
número de Acantilados
de papel
es por un aspecto esencial: es una película que denuncia las
diferencias sociales entre dos castas. Por un lado, los que lo tienen
casi todo, entiéndase empresarios, banqueros, políticos; por otro,
los que sirven a aquellos, que viven en condiciones casi de miseria
como la conocemos en la actualidad, y por otro lado, el resto del
pueblo, la chusma,
los parias, que se hacinan en escaleras, coches abandonados, como
ratas y que, al final, además de ser el sustento económico para que
los poderosos vivan como viven, se convierten en alimento para la
gran industria del sector.
Hay
también en la película una clara denuncia de los problemas de
alimentación, por supuesto, de la población mundial, de la
catástrofe ecológica a la que se ha visto abocado el planeta por la
superpoblación -no olvidemos que la cinta está situada en New York,
en el año 2022, con cuarenta millones de habitantes en la ciudad de
los rascacielos- y todo rodeado de un ambiente gris, decadente, dondo
el único objetivo del pueblo es conseguir alimento para subsistir un
día más.
Una
sociedad inculta, incluso en las altas esferas, desprovista de todos
los derechos —no puedo olvidar el temor del policía Robert
Thorn a caer de baja y perder su empleo, algo que se parece mucho a
lo que vivimos actualmente—, y las contínuas referencias de
Solomon Roth a cómo era el mundo antes, ese mundo que ya hoy se
encamina a catástrofes medioambientales, con la ciudad de New York
superando largamente los ocho millones de habitantes...
Richard
Fleischer nos describe magistralmente una historia de denuncia social
como si de una de investigación policíaca se tratase, como si
estuviésemos ante una película de cine negro nos presenta unos
personajes fuertes, consistentes, la solidez del argumento, de la
trama, mantiene al espectador fijo en la pantalla, tal vez por ello
la cinta ha tenido su reconocimiento con el paso del tiempo, conforme
ha ido mejorando, se han comprendido tanto los mensajes de la misma
como la solidez del trabajo bien hecho: escenario descorazonador, las
componendas del poder para gobernar para ellos, para los amigos, para
los miembros del partido y contra el pueblo, el lamento de una
sociedad aborregada por tiempos pasados y las tramas corruptas que
todo lo dominan, como una gigantesca telaraña.
Nadie
puede decir que no se parezca a lo que ya estamos viviendo en España,
en Europa, en Estados Unidos...
Toñy
Riquelme García, nacida en Molina de Segura. Redactora del blog de Acantilados de
papel, dirigirá, a partir del próximo nº 4, la revista digital del mismo nombre.
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