lerda,
de la espiral. Que no le den
cuerda,
como a un reloj. Fue ese andén
plataforma
de un credo virgiliano:
norma
y precepto, nunca verso vano,
cerda
de brocha gorda: no ¿A quién
recuerda
la pared de piedra? Ven,
horma
sin hiedra, ten mi pelo cano,
soy
quien te quiso pulcra, blanca rosa,
virginal,
virgiliana, gongorina.
Hoy
te traiciona esta pesada losa
mal
hallada en mi metro sin sordina.
Doy
lo que he dado y aún así me acosa,
animal
malherido, la sextina.
Luis Miguel Rubio Domingo
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