Bernardo Atxaga
Días de Nevada
Alfaguara, abril de 2014
En
esta aldea global en la que vivimos, cada día más global, estamos llegando a un
punto en el que estamos más al tanto de lo que ocurre en Nueva York, o Nevada
–escenario de la novela de hoy- que del día a día de Alicante o de Teruel.
Prueba
de ello es el libro que recomendamos, Días
de Nevada, de Bernardo Atxaga –Editorial Alfaguara- una novela que relata
la vida de una familia vasca en ese lugar, en principio, tan desconocido para
todos nosotros como puede ser Nevada.
Como
decía, aunque solo sea por los telediarios, la mayoría de nuestros lectores se
harán una idea de los hechos que relata el libro. La mayoría de ellos sucedidos
entre los años 2006 y 2007, les recuerdo, las fechas de la irrupción de Barack
Obama en el mundo político internacional.
Pero
el libro va mucho más allá en dos aspectos.
Por
un lado, el relato de la huella dejada en aquella Nevada inhóspita y fría de un
leñador vasco que se dedicó al boxeo dejando una impronta importante y
sirviendo de guía al relato que hoy presentamos. Las luces y sombras de este
apasionante boxeador y leñador llamado Paulino Uzcudun nos ofrecen un punto de
interés que nos traslada al mismo lugar casi cien años antes.
Cómo
el noble leñador pasa a convertirse en vil boxeador deberán descubrirlo
nuestros lectores deshaciendo el ovillo de una lana dura y resistente que les
va a resultar más que interesante.
El
segundo aspecto al que hacíamos referencia en el libro es la parte policíaca
que según avanza la lectura va imponiéndose al resto de argumentos con la
irrupción de un violador que se convierte en auténtico protagonista y amenaza
omnipresente y obsesiva para las hijas del protagonista. Sara e Izaskun vivirán
una auténtica época de pánico y pesadilla por la proximidad de este misterioso
personaje que es el que aporta el aspecto más americano de la novela.
Un
mapache de ojos amarillos hará compañía a Izaskun y Sara de manera que las
niñas tengan algún alivio a sus tensiones y una esperanza para la felicidad.
Aparte
del violador siniestro, el libro aporta mucha información de la vida en Estados
Unidos, en concreto en Nevada que poco tendrá que ver con otros lugares de
Norteamérica. En todo caso, a mí, por lo menos, me ha resultado interesante y
agradable conocer la visión de Bernardo Atxaga de días que hemos visto
relatados en otros libros y películas de manera similar, en este caso me
refiero al Día de Acción de Gracias, y que pasados por el tamiz de un gran
narrador, algo poeta también, pasan a tener un matiz distinto al que he
encontrado, como decía, en otros libros o películas.
En
la cubierta impera el blanco y el gris de unos caballos que, sin duda, también
son importantes en el relato, pero no vamos a desvelar todo. El tamaño es el de
la novela clásica por excelencia. Recomendamos a nuestros lectores que tomen
nota de este libro para estos días de paseo por el retiro en los que no termina
uno de decidirse por una lectura. Esta, probablemente, va a satisfacerles.
Adolfo Caparrós Gómez de Mercado
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