sábado, 8 de febrero de 2014

Negro, de Alexander Copperwhite (Reseña nº 607)

Alexander Copperwhite
Negro
El fantasma de los sueños, 2013

Francisco Valiente Polillas tiene veintidós años y es, en definición de su madre, alguien que no trabaja, no estudia, no ayuda en las labores de casa, que es más gandul que los caramelos de Papá Noel y cuya única suerte es que su padre no esté en este mundo para verlo.

Acostumbrado a vivir del cuento, se inventa películas que ve en los videojuegos, en la televisión, y que después él mismo se cree. De tal forma que, como resultado de una de esas películas, crea un curriculum personal convirtiéndose en el mejor detective de todos los tiempos del universo universal (algo que no debe extrañarnos en la España de principios XXI, donde cada día salta a la prensa que este o aquel destacado político ha manipulado su curriculum).

Así, de la noche a la mañana, encuentra un trabajo en ¡Dubai!, contratado por un niño, Ahmed Al Fasala, hijo de un jeque, para resolver el asesinato ocurrido en el hotel Burj Al Arab en la persona del empresario español Antonio Ramos.

Así, como por arte de magia, debe desplazarse a Dubai, donde conoce a su empleador, y a Charles Goodspeed, ex oficial de Scotland Yard; a Brando Keitus, ex agente de la CIA; y a la inspectora Hao Jen, de la policía de Hong Kong, contratados todos ellos por los hermanos de Ahmed para resolver el caso, en el cual el padre del niño tiene sumo interés.

Y será Francisco Valiente, cuyo mayor mérito es que le guste el Cola Cao, quien resuelva el caso por encima de tan eminentes detectives mundiales.

El motivo, lo tienes que encontrar tú, lector, en las páginas del libro. Y que no te extrañe que el más tonto solucione el caso. Ya lo dice el dicho: hasta el más tonto hace relojes, o llega a presidente de España.

Francisco Javier Illán Vivas

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