sábado, 10 de agosto de 2013

Los mejores terrores en relatos, de VV.AA. (Reseña 536)

Charles Nodier, Eduardo Vaquerizo, Guy de Maupassant, Antón Chejov, Auguste Villiers de l'Isle-Adam, Virginia Woolf, Charles Baudelaire, William Butler Yeats, Gustave Le Rouge, Saki, R.L. Stevenson, Rubén Serrano, Fernando Savater, Javier Fernández Jiménez, Curro Esteves, Miguel Ángel de Rus, Álvaro Díaz Escobedo, Robert Leslie Bellem, Thomas Hardy, Andrés Fornells, Elena Marqués, Rosario Martínez, Mar Cueto Aller, Francisco José Segovia Ramos, Joan Llensa, José G. Cordonié, José Luis Ordoñez, María Zaragoza, Raúl Hernández Garrido, Jesús Yébenes, Ambroise Bierce, Lautréamont, Abel Bri, Thais Nadal, E.R. Benson, Ainhoa Bárcena, H.P. Lovecraft, Santiago Bergantihos, Enrique Rajoy Feijóo, Alphonse Dauder, Lucía del Mar Pérez Pérez, Laura Garrido Barrera, Irene Sanz Montero, Eva María Cabellos, José Luis Caramés Lage, E.A. Poe, Francisco García Bautista, Francisco Javier Illán Vivas, Daniil Jarms
Los mejores terrores en relatos
M.A.R. Editor, 2012

Libro de relatos con una extensa exposición de los clásicos y autores, como puede comprobarse en la relación superior, modalidad que cultiva M.A.R. Editor en su colección de Narrativa y cuya lectua, como destaca Miguel Ángel de Rus en el prólogo, nos devuelve a la adolescencia, a la primera madurez, a esos tiempos en los que éramos más ingénuos.

Con Álvaro Díaz Escobedo sabremos por qué le encantan los cementerios; en Virginia Woolf esa casa cuya puerta siempre se estaba cerrando; o que en la locura hallaremos la paz, con Rubén Serrano, lo que puede ser un motivo para ponernos a llorar en el Gran Central Station, como nos cuenta María Zaragoza, y no será por que los tilos viven eternamente, no, por mucho que Raúl Hernández Garrido nos escriba sobre ellos.

José Luis Ordónez nos pondrá los pelos de punta con esa recepcionista que siente la satisfacción de que  trabajo bien hecho es algo que no tiene precio; aunque nada mejor, y aterrador, que poner los hechos por orden para que quede constancia de un relato, es lo que nos propone Jesús Yébenes; Joan Llensa, sin embarno, nos propone que seamos nosotras las protagonistas de nuestras propias historias de terror; con Ambroise Bierce descubriremos la diferencia entre una alucinación y una aparición, algo que si no estamos muertos, puede condenarnos a una muerte efectiva, como nos narra Francisco Javier Illán Vivas.

Las obsesiones no deben dominarnos, si no nos ocurrirá como al personaje del relato de Mar Cuento, cuya obsesión por la aracnología creción desmesuradamente, y, claro, si juegas a ser un fantasma, te convertiras en uno de ellos, como nos narra Gustave Le Rouge.

Andrés Fornells, a pesar de que estos relatos son de terror, nos hará temer esa paz que te llena el espíritu de serenidad; paz que encontraremos, nuevamente, en los cementerios, algo que no teme Antón Chejov, ni tan siquiera a los muertos, pero que es algo defícil de mantener cuando estás entre las sepulturas silenciosas en plena noche...y eso, aunque no sea  una ceremonia de innombrable contenido, como la que nos narra Francisco José Segovia Ramos.

Pero nada más extraño que lo que nos revela Thomas Hardy, donde las personas de la parroquia que están cerca de la muerte dentro del plazo de un año son vistas entrando en la iglesia, para salir o no, según... oh, misterios del espíritu. Rosario Martínez riza el rizo con ese relato donde los personajes saben que alguien murió ayer, pero que no le importa, pues volverá a verle mañana. Javier Fernández Jiménez nos pone al tanto de lo que aconteción a la princesa y a la cruz, y de que nadie más hizo nada por ella. Abel Bri, sin embargo, nos invita a amar la muerte, a desearla, por que si dormimos para siempre, puede que no despertando, siempre vivirémos una vida feliz junto a la persona amada... Porque el amor siempre es más fuerte que la muerte, su misterioso poder es ilimitado, como nos cuenta Auguste Villiers de L´Isle Adam...

En fin, por no continuar y hacer este comentario interminable, el libro es una invitación al baile del terror, que debemos contar en voz alta, para disfrutar de uno de los volúmenes donde se dan cita los mejores terrores en relatos.

Toñy Riquelme García

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