sábado, 25 de mayo de 2013

Como el viento en la espalda, de Elena Muñoz: todas las novelas empiezan por mayúscula

Elena Muñoz
Como el Viento en la espalda
Ediciones Bohodón. 2013

Todas las novelas empiezan por mayúscula.

No resulta, como ya mencioné en otras ocasiones, nada sencillo realizar una crítica de una obra escrita por alguien a quien conoces, porque la profesionalidad le obliga a uno a aparcar cualquier sentimiento en beneficio de la objetividad literaria. A ello, me dispongo.

Nos encontramos con la primera novela de Elena Muñoz Echevarría: empresaria, comunicadora social, experta en “Marketing” y gestora cultural. Su vida personal y profesional, en especial en la etapa más reciente, siempre ha estado relacionada con la escritura, hecho que, confesado por la autora, le sirvió para dar el paso definitivo hacia la elaboración de una historia propia, un reto que no resulta nada sencillo y que requiere constancia, imaginación y técnica. 
 
¿Se puede morir de amor?

Como el viento en la espalda es un título que hace referencia a que el amor debe suponer siempre un empuje y una ayuda, un ánimo. Entre las páginas iremos desvelando una historia de diferentes lecturas, ambientes y épocas. La protagonista y narradora principal, Marta Nogales, deja claro desde las primeras páginas que estamos ante una complicada etapa de su vida que ella está poniendo por escrito. Por supuesto, seremos testigos de sucesos emocionales donde el amor y sus diferentes rostros (erótico, fraterno, amistoso) siempre estará presente en la crónica de esa mujer moderna, que experimenta unos momentos de cambio en los que todo parece tambalearse y le impulsan a dar un giro radical en su vida. 
 
Por amor se puede… hasta matar.

El profundo tejido emocional se va desgranando de forma acertada en una trama de intriga que recuerda a los clásicos detectivescos de Agatha Christie: conspiraciones, secretos familiares ocultos e inconfesables, y misteriosas situaciones con un telón de clase media alta que, aún así, percibe la crisis en sus fibras. La fusión de las diferentes lecturas da origen a un todo orgánico muy entretenido, bien estructurado y sorprendente; en la mejor tradición del misterio, lo que en un principio parecen descuidos de escritor principiante, se revelan como trampas estratégicamente preparadas.

En cuanto al tejido formal, supone un reflejo del buen hacer en la trama. La prosa, ágil y vivaz, en ocasiones podría resultar demasiado coloquial; detalle que se manifiesta como un recurso deliberado por parte de la autora, que demuestra y recuerda mediante determinados cambios de narrador (brillante la carta desde el pasado en toda su dureza y desgarro) que es su personaje principal (Marta) quien cuenta la historia, desde un punto de vista subjetivo y un registro lingüístico propio. Otro detalle de originalidad: cada capítulo va precedido de una entrada del blog de la propia autora, Mi vida en tacones, que pone en situación de preaviso respecto los temas que en la novela están a punto de leerse. También aparecen referencias a otros autores amigos de Elena Muñoz: algunos personajes son descritos leyendo las obras de los mencionados escritores. Todos son puntadas que retienen el mundo imaginario en lo verosímil.

Tengo que aprender a caminar sola…

En el volumen nos sorprende la magia del arte: la coincidencia ha llevado a que el cuadro de la artista María Alcaide, imagen de portada, recuerde de forma idónea otro lienzo de gran importancia en las páginas. Pintora y escritora no se habían conocido durante la elaboración de sus respectivas obras. El libro está bien editado, sin erratas relevantes. Papel color hueso. 
 
En resumen, una estupenda y entretenida primera novela, con un personaje (Marta Nogales) que seguir explotando a modo de contemporánea mujer metida a detective aficionado, cuya creadora sin duda pondrá en su futuro toda suerte de nuevos misterios e intrigas.


Fernando López Guisado

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