sábado, 13 de abril de 2013

Nueva narrativa latinoamericana

VARIOS AUTORES, coordinado por Diego Trelles.
El futuro no es nuestro
Editorial Eterna Ciencia, 2009

En la mayoría de los libros se viaja al pasado, se entabla un diálogo con un escritor que ya no está y que nos dejó una especie de mensaje en su obra. Paradójicamente, al leer El futuro no es nuestro (Eterna Cadencia, 2009) se tiene la sensación contraria. Uno parece estar mirando hacia el porvenir de la literatura, en concreto al de la narrativa latinoamericana.

Es cierto que los presupuestos del relato breve parecen estar ya asentados y que poca maniobra se pudiera ejercer para rebasar las fronteras de este género tan inmediato, contundente y directo. No obstante, Diego Trelles (Lima, 1977), coordinador de esta fabulosa antología, ha sabido seleccionar veinte relatos de veinte autores latinoamericanos jóvenes, con veinte registros distintos y cuya factura, originalidad y frescura son apabullantes.

Esta dispar y heterogénea antología de cuentos está escrita por autores que han nacido entre el 70 y el 80, y por lo tanto, son testigos de los mayores cambios de nuestra sociedad. Brota, pues, este libro con intención rupturista, con un halo de cinismo, modernidad, descreimiento y nihilismo. No aspiran, se nos advierte en el prólogo, a colaborar en ‘la construcción de la novela total’, idea tan manida entre los escritores del Boom. Tampoco hay presuntuosidad y negación de la herencia recibida. De hecho, muchas son las influencias literarias y culturales de estos jóvenes pero exitosos autores (Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, entre ellos). Yo he percibido la sombra de Borges sobrevolando, con el tema del doble incluido, en un relato de estructura cíclica que firma Tryno Maldonado. He intuido la voz irónica de Bolaño y el principio de literatura como artefacto lúdico de Cortázar. También la clara influencia de los clásicos, en una revisión posmoderna y fragmentaria, en el relato ‘Náufraga en Naxos’ de Ariadna Vásques. He creído barruntar cierto aire alegórico con referencias al mito de la creación en el perturbador e incestuoso cuento ‘Arból genealógico’ de Andrea Jeftanovic. Pero la secuencia de temas es inagotable en estas páginas: la violencia y la denuncia social, el erotismo, la política, la lucha de clases, el feminismo, fantasía, el mito, el humor, la vida, la literatura. Aunque ya los temas poco importan. Más peso tiene la forma de tratarlos. Se percibe en este libro esa fuerza, esa inercia emancipadora que tiende a la originalidad y que rompe con las formas más gastadas. Presupuestos novedosos de gran calidad estilística (‘Espinazo de pez’ de Santiago Nazarian), enfoques inverosímiles y tonos que parecen disonar con el argumento en antítesis o contradicción. Como en el relato, de atmósfera simbólica, ‘Rapiña’ de Yolanda Arroyo que nos cuenta la violación de una menor en la que el narrador-testigo acaba siendo partícipe del deleznable acto en una especie de admonición de lo terrible.

Si el mundo existe para llegar a un libro, como afirmó Mallarmé, ¿qué no podrá caber en un tomo con veinte ventanas que miran de veinte formas distintas y originales a la literatura actual y futura? Asómense y contemplen este espectáculo antes de que este huidizo presente se convierta en pasado.

Pedro Pujante

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