sábado, 6 de abril de 2013

A fuego lento, muy lento, caricia con navaja

Rolando Revagliatti
Corona de calor
Recitador Argentino, enero 2013

Rolando Revagliatti contactó conmigo gracias a la revista Acantilados de papel y, poco después tuvo a bien hacerme llegar un ejemplar de este libro que fue editado en primera edición en 2004 y que, como anécdota curiosa, el autor permite la reproducción total o parcial siempre que se cite su procedencia.

Con ilustraciones precisas y preciosas de Nélida Vélez, Rafael Marín, Clara Bullrich y Martín Micharvegas, acompañan al texto casi como un complemento imprescindible.

A lo largo de los diferentes poemas el autor nos acerca resonancias de tangos y otras músicas que le son caras, así como dedicatorias y recuerdos a autores, muchas veces en poemas tan breves que son casi un pensamiento, una leve brisa que el mar dejará en su Buenos Aires querida y que le traen recuerdos de lo que fue, o de lo que pudo ser, una existencia alcanzada ya la edad de la serenidad.

El bonaerense es, a veces, tan sutil en su poesía que al lector puede quedarle una duda y, páginas después, le hace regresar a un poema concreto; en otros, son caricias, tan delicadas y precisas, como la "caricia con navaja" que escribe María García, autora del epílogo.

Su poesía también está impregnada de su condición de dramaturgo, con unos tintes de amorosa jovialidad, siempre joven ante ellas:

Todas
son para mí
la tentación
que me tortura.
¡Vaya!
¡Mi cordura!...
Las llamas
me llaman.

que nos recomienda leer escuchando el tango "Muriendo de amor", escrito por Carlos Bahr.

La poesía está viva, ya lo decía J.R. Jiménez, y estos poemas revividos- así nos lo avisa el autor- son un regalo de la sutileza de un poeta al que le contemplan más de una decena de poemarios.

Francisco Javier Illán Vivas

No hay comentarios:

Publicar un comentario