viernes, 15 de marzo de 2013

La historia de una obsesión literaria

Lorenza Foschini
El abrigo de Proust
Editorial Impedimenta, marzo de 2013

Marcel Proust vestía un abrigo de piel de nutria, que usaba también como manta por las noches mientras febrílmente escribía En busca del tiempo perdido, tumbado en la cama.

Esa prenda, vieja y carcomida por el tiempo y el uso, es el objeto sobre el que la napolitana Lorenza Foschini escribe la excelente crónica de una obsesión literaria que, teniendo por protagonista al universal autor francés nacido en París en 1871, realmente nos cuenta la del magnate Jacques Guérin, empresario de perfumes, que vivió obsesionado por los libros y manuscritos, y poseedor de un casi divino sentido para reconocer cuando estaba ante una obra maestra.

La autora comienza esta crónica con el abrigo, y la termina con la misma prenda, y en las más de cien páginas intermedias nos cuenta cómo Guerín conoce al hermano del escritor, al médico Robert Proust y a partir de ese momento surge su deseo por la obra de Marcel; nos contará cómo el azar le lleva hasta objetos que pertenecieron al escritor, casi un milagro, para salvar muchos de ellos de la quema inquisitoria a la que los había condenado la cuñada de aquél y viuda del médico, Marthe, de la relación casi diaria de Guérin con el ropavejero Werner...

Recuerdos de Proust y de Guerín mezclados fascinantemente por la autora; manuscritos, muebles, perfumes y obsesiones para presentarnos una obra, breve, de una narrativa excelente, que lleva al lector hacia la conclusión y que, personalmente, me ha devuelto las ganas de volver a sumergirme en la inmensidad de los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido.

Ah, por supuesto, y una visita al Museo Carnavalet.

Francisco Javier Illán Vivas

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