domingo, 3 de marzo de 2013

El hombre en su fría verdad

José Martínez Giménez
Mi poesía, mi teatro
El fantasma de los sueños, 2012

Estamos ante un libro doble: poesía y teatro, porque su autor se nos confunde como poeta, se nos reafirma como dramaturgo. Y digo se nos confunde, no por dudas, sino por seguir en esa línea poética que se marcó hace mucho tiempo y, donde el horizonte parece tan claro que, conforme avanza en cada entrega creadora, le confundimos, como si se alejase en la distancia, con la línea del horizonte.

Es allí donde José Martínez Giménez tiene su meta creadora, y en cada nuevo verso que nos entrega, se acerca más a ella.

Me gusta la poesía del autor nacido en Los Pulpites, quien además me honra con su amistad, y gustándome leerla, más me agrada escuchársela recitar en las diferentes ocasiones en que, en los últimos tiempos, el camino poético- nuevamente camino, horizonte- nos deja transitar por la misma senda.

En esta ocasión, cuarenta y ocho páginas donde nos cuenta que, en ocasiones, el hombre sabe que todo cuanto ha empezado tiene un final (¿volvemos a la línea del horizonte?)

pero, cómo...
¿qué hacer
para seguir siendo él
quien la vea?
y no ella, quien se fije en  él.

Es esta obra un largo diálogo con el lector, pero no sólo con él, es él mismo, como si se plantase frente a frente del Espejo de la Verdad, o en la soledad de un largo peregrinaje hacia el futuro, hacia el horizonte, con la duda...

Pero
¿será el hombre,
la pólvora o la bala?

No puede, ni quiere, ni tan siquiera lo pretende, renunciar a sus raíces, y sabe que en su caminar personal y creativo

si alguien se detiene a pensar,
es por que existe.

José Martínez Giménez nos lo pregunta, se lo pregunta, y responde por nosotros.

De la obra de teatro que conforma este libro, os hablaré otro día.

De nada.

Francisco Javier Illán Vivas

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