Nací
mirando al mar Mediterráneo,
sobre piedras labradas por la historia.
Las aguas que mi infancia acompañaron,
el rítmico sonido de las olas
rompiendo acompasadas en la arena,
la nostalgia de cantos marineros
- memoria triste de lejanas tierras-
fueron los ecos que viví en mis sueños.
Y en aquel litoral, y en sus colores,
azul del mar, dorado de la playa,
carmín del sol cruzando el horizonte,
sobre piedras labradas por la historia.
Las aguas que mi infancia acompañaron,
el rítmico sonido de las olas
rompiendo acompasadas en la arena,
la nostalgia de cantos marineros
- memoria triste de lejanas tierras-
fueron los ecos que viví en mis sueños.
Y en aquel litoral, y en sus colores,
azul del mar, dorado de la playa,
carmín del sol cruzando el horizonte,
creí
que mi vivir -quietud y calma-
quedaría perdido en el derroche
de un infinito mar que nunca acaba.
Pero el destino me llevó muy lejos.
Surqué otros mundos, navegué otras aguas,
y pasando de un puerto hacia otro puerto,
me olvidé de las que eran más cercanas.
Había perdido el faro de mi noche.
Los rumores de aquellos otros cantos
resonaban como lejanas voces
en mi pecho de pájaro asustado.
Volví los ojos a mi antiguo mundo,
quise encontrar, de nuevo, mi ideal.
De entre todos los que viví, ninguno
logró en su canto hacérmelo olvidar.
Recordé en mis oídos su murmullo...
quedaría perdido en el derroche
de un infinito mar que nunca acaba.
Pero el destino me llevó muy lejos.
Surqué otros mundos, navegué otras aguas,
y pasando de un puerto hacia otro puerto,
me olvidé de las que eran más cercanas.
Había perdido el faro de mi noche.
Los rumores de aquellos otros cantos
resonaban como lejanas voces
en mi pecho de pájaro asustado.
Volví los ojos a mi antiguo mundo,
quise encontrar, de nuevo, mi ideal.
De entre todos los que viví, ninguno
logró en su canto hacérmelo olvidar.
Recordé en mis oídos su murmullo...
y
terminé volviendo al mismo mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario