viernes, 15 de septiembre de 2023

A través del cristal, de Trinidad Ríos (Reseña nº 1038)


 

Trinidad Ríos
A través del espejo
Diversidad literaria, 2020

La publicación de los dos últimos poemarios es una agradable coincidencia, porque podría pensarse que uno se sigue al otro, algo que es imposible al tratarse de dos autoras lejanas geográficamente, y tan diferentes, a la vez que tan parecidas en su amor por las palabras.

Porque en el anterior (En el vértigo azul de una mirada, de Mariángeles Lonardi) ya os hablé de mirarnos al otro lado del cristal, como Alicia. Aquí, Trinidad Ríos nos obliga a mirar a través del cristal, con una valentía creadora que sorprende. No sólo porque se atrevió a publicar este poemario en el fatídico año de 2020, sino porque es un poemario tan íntimo que nos muestra hasta el más profundo de sus pensamientos, de sus dudas, de las preguntas que todo ser vivo se hace, en especial ella, una mujer ante un mundo cambiante.

Trinidad y yo nos conocimos (vía redes sociales) hace ya unos cuantos años, y siempre hemos mantenido un cercano contacto, colaboró con nosotros en Acantilados de papel, edité para ADIH su primer poemario, El color de tus ojos, y ella, para esta segunda obra suya, me pidió que le escribiese el prólogo. Eso es, para quien se lo piden, un inmenso honor.

Para aquella ocasión le escribí:

¡Eres muy valiente, Trinidad Ríos! Y el lector que avance a lo largo de estas páginas lo va a comprobar.

Setenta y dos poemas donde la mujer, el amor-desamor, son ejes principales sobre los que gira la obra en su conjunto. Porque ella, y lo que siente, va a ser, desde el principio al fin «una llama que no apaga»; no importa quién sea la mujer «yo/ mujer, madre,/ hija, obrera,/ esposa, amante,/ o puta», porque todas ellas están en los versos de la autora, y todas ellas son una, o son antagónicas facetas de una misma condición, de una misma lucha.

Leyéndolo me he preguntado también si la autora ha pretendido guardar todos sus recuerdos, sus vivencias, sus luchas, sus éxitos y sus fracasos en su «memoria/ en una caja de cristal» y de ahí el título del poemario, para que a través de los cristales de los cuatro lados de esa caja podamos ver su memoria, nada más poético, porque a día de hoy, ella se encuentra «envuelta en mi piel,/ rodeada de mí,/ siendo testigo de mi sombra,/ me sienta regeneradamente viva.»

Cristal, transparencia, memoria, mujer.

No me cabe la menor duda de que estos cristales nos permiten ver a través de ellos, con total transparencia, a Trinidad Ríos. Lo dije al principio, lo repito, eres muy valiente.

Ahora te invito a ti, desconocido lector de estos no tan abruptos acantilados, a mirar a través del cristal.

Francisco Javier Illán Vivas


 



sábado, 2 de septiembre de 2023

En el vértigo azul de una mirada, de María Ángeles Lonardi (Reseña nº 1037)

 


María Ángeles Lonardi
En el vértigo azul de una mirada
Círculo Rojo, julio 2021

Siempre me he preguntado cómo ven los demás el mundo que nos rodea, cómo ven las cosas materiales, cómo ven el mar, el aire, el cielo, el bosque... No me refiero tanto a las formas como al color. Yo sé cómo lo veo, salvo que todo sea un sueño semejante a Matrix, y veamos lo que quieren que creamos ver.

Sí, el color. Tengo los ojos azules y siempre he sentido esa innata curiosidad por saber de qué color ven el mundo los ojos verdes, los ojos castaños, los ojos... ¿Es eso lo que nos ha querido descubrir María Ángeles en el poemario que nos ocupa?

Está dividido en cinco partes y en todas ellas la poeta nos descubre diferentes miradas, activas todas ellas, comprometidas con el tiempo que le toca, nos toca, vivir.

Nada puede con una mirada
en esta tierra baldía
donde todo vuelve a suceder
desde que se rompe el alba
en el horizonte azulino.
Despliega la mirada,
amplia tu registro,
mira con el corazón,
"lo esencial es invisible a los ojos"
Así lo dijo "El principito".

El autor del prólogo ya nos avisa: "si elegimos mirar con Lonardi, nos veremos a nosotros y a nosotras mismas en los espejos de sus palabras".

Ahora tú, lector desconocido, que te acercas semanalmente a estos acantilados, atrévete a mirar con Lonardi.

Francisco Javier Illán Vivas