Pedro Pujante
Las suplantaciones
M.A.R. Editor, febrero 2019
"Uno es quien cree ser. La identidad es circunstancial, una cualidad añadida a la materia, el efecto del malabarismo entre genes, sueños, memoria y experiencias... los recuerdos son invenciones... la memoria puede ser alterada", de repente, llegando casi al final de la novela de Pedro Pujante, me viene a la memoria (espero que éste sea un recuerdo mío, no implantado), la película de culto Blade Runner, tal vez por lo que estoy leyendo y por la reciente muerte de Rutger Hauer. Pero es que el autor, además, cita a Reichel... ¿quién no se enamoró de tan sofisticada Replicante.
Debería comenzar por el principio, pero eso es muy difícil en las obras de Pedro Pujante, porque juega con el lector, con las palabras, con la trama, seguro que con él mismo sin saberlo, para que seamos nosotros, si es que podemos, quienes ajustemos las piezas del rompecabezas que nos va dejando página a página para, al final, dejarnos con la duda de si lo que hemos leído tiene alguna lógica o es una forma de que también nosotros seamos parte de esta inmensa suplantación en que consiste la vida. ¿O será que estamos dentro de Matrix?
"Al parecer, las suplantaciones no son siempre perfectas. En los últimos tiempos el proceso ha sido mejorado y por eso mismo están causando estragos. A lo largo de la historia se han llevado a cabo estos juegos pero tan solo consistían en leves mutaciones de la personalidad", ¿veis como el cine tiene mucho que ver con las fuentes de las que bebe el autor residente en Alhama de Murcia?
George Simurg Saragosa es un profesor de música cualquiera, que da clases en Madrid, de ascendencia checa por parte de padre, recibe noticias de su familia paterna tras muchos años sin saber de ellos. Tal es la urgencia con que su tía Danica le reclama, que se desplaza a Praga, donde se encontrará con algo tan increible que al final será una nadería con lo que le espera las siguientes jornadas.
Todo es, así lo ha definido el propio autor, como una caja china. Ya nada va a ser real, algo de lo que huye el autor, y Sigmurg se ve envuelto en una lucha ancestral entre sectas y grupos que ni podéis imaginaros. Os lo digo en serio, él consigue que todo sea ficción, que nada sea real, hasta yo mismo, escribiendo esto, dudo que lo esté haciendo y no sea, otra vez, la prueba de la pastilla azul o la pastilla roja.
Madrid, los recuerdos de Londres, Praga, Karlovy Vary, y algun que otro lugar, además de extraños viajes en trenes que aparecen o desaparecen, la investigación al respecto de quien es el enigmático Rufus, o quien es la mujer de quien se enamora: ¿Rose, Felice, Reichel...?, llevarán a nuestro protagonista a dudar de todo.
Y, yo, cerrando esta extraordinaria historia, me pregunto, ¿quién es Apekaloma? Por favor, leed la novela, me lo agradecereis.
Francisco Javier Illán Vivas