Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

lunes, 31 de marzo de 2014

Género humano, de Isla Correyero

Título: Género Humano

Autora: Isla Correyero
Género: Poesía

Año Copyright: 2014

Después de más de una década sin editar vuelve con fuerza la poesía de Isla Correyero. En este libro el lector encontrará Diario de una enfermera (edición revisada y ampliada) y Occidente (inédito). "Isla Correyero es ante todo una poeta singularmente lúcida, algo evidente si uno se acerca a sus libros publicados hasta la fecha" (Antonio Ortega, El País, 2003) "Su lenguaje cruel, en ocasiones, y directo hace de sus poesías auténticos disparos poéticos. Isla Correyero eleva la poesía coloquial a testimonio del mundo que la rodea. Profundamente consciente de su género y lo que ello supone, hace una poesía sin concesiones, radicalmente nueva, cuyos contenidos son absolutamente actuales." (Citas en el café de Elvira, 2008)

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MEDIEVO. Revista de historia, ya disponible para descarga libre y gratuita.

Ya tenéis disponible, para descarga gratuita y libre, el nº 20 de MEDIEVO. Revista de historia, dedicado monográficamente a literatura y peregrinación.
Podéis descargaros vuestro ejemplar pinchando AQUÍ.

domingo, 30 de marzo de 2014

Reportaje fotográfico de la conferencia inaugural de las Jornadas Templarias Ibéricas, Caravaca de la Cruz, marzo de 2014


Antoine Nolla Alberola, secretario general de AIT (Asamblea Internacional Templaria), Juan Antonio Cabezos Martínez (Prior de la Hermandad soberana de damas y caballeros del Temple) y Antonio Galera Gracia, presidente de ADIH (Asociación de Difusiones e Investigaciones Históricas).






Reportaje fotográfico de Toñy Riquelme García, de la jornada inaugural de las Jornadas Templarias Ibéricas en memoria de Jacques de Molay, celebrada en Caravaca de la Cruz, en la Casa de la Cultura, el sábado 29 de marzo de 2014.

Estas fotografías están tomadas especialmente de la conferencia inaugural, impartida por Antonio Galera Gracia, presidente de la Asociación de Difusiones e Investigaciones Históricas.

La conferencia fue grabada en vídeo y pronto estará disponible en youtube.

sábado, 29 de marzo de 2014

El absurdo fin de la realidad, de Pedro Pujante (Reseña nº 627)

Pedro Pujante
El absurdo fin de la realidad
Ediciones Irreverentes, 2013

Orentes es un pequeño núcleo urbano de la Región de Murcia, una pedanía de Murcia capital, localidad junto al mar, que basa su economía en el pimentón, las hortalizas y la cerveza... y que va a recibir la visita de una nave espacial, todo un acontecimiento que revolucionará a los pocos vecinos que viven en ella.

Así nos presenta su localidad el narrador de esta novela-diario, uno de los siete escritores del Casino que se disputan el título de Escribano Público y, cuya referencia a "meteoritos enormes", tanto me ha recordado cierta localidad murciana, a unos diez kilómetros de Murcia capital, donde ocurre algo parecido, para hazmerreir del resto... Pero volvamos a Orentes, donde el narrador nos confiesa, en la primera línea, que acaba de enterarse del Gran Acontecimiento de la llegada de los extraterrestres a su pueblo, un honor que ya han disfrutado Nueva York y Castellón de la Plana, y que decide -para eso es el alcalde pedáneo- preparar un discurso de bienvenida. Y, ni corto ni perezoso, nos va a contar en su diario todo lo que se le va ocurriendo hasta la Gran Llegada... claro que, aprovecha para ir confundiéndonos respecto al pueblo, a él, al alcalde, a los vecinos, a esa colectividad de escritores del Casino...

Tal vez sea porque "en los diarios siempre escribimos estupideces que nos reconcilian  con nosotros mismos", sea por lo que nos va relatando cómo prepara el discurso de bienvenida a los extraterrestres, lo que en principio parecía facil, pero que se convierte en toda una aventura relacionada de anécdotas, lecturas, películas, música... Cortázar, Baroja, Sanchez-Dragó, Unamuno, Shakespeare, Voltaire, Mishima, Bukosky, Pérez Reverte  (estos dos últimos convertidos en dobermans sarnosos), Dickinson, Ana Frank, Cervantes... pero también un anónimo en la cola del paro. El narrador nos acercará a la cultura en todo un ensayo de metaliteratura, mientras nos acercamos a un sorprendente final que, posiblemente, nos dejará helados. O, mejor dicho, encerrados en un inesperado mundo mientras se transforma todo cuanto rodea al narrador, mientras el reloj de la iglesia sigue marcando el tiempo hacia atrás...

El destino de Orentes comienza a ser alterado conforme se acerca la Gran Llegada, y esa es la sorpresa que el autor, o el narrador, que no sé dónde comienza el Narrador y donde Pedro Pujante, nos depara hacia el final de esta novela, ganadora del I premio 451 de novela de ciencia ficción, convocado por Ediciones Irreverentes. Y digo esto porque el Narrador nos dice, casi en palabras de Pujante, que "con los escritores ocurre lo mismo. Todos escribimos una autobiografía", mientras los días pasan "lentos como caracoles heridos sin memoria".

Todo lo contrario que la presente novela. Gracias a su estructura, de capítulos breves, narrativa directa, citas culturales y literarias, llevan al lector a una velocidad de vértigo hasta la sorpresa final... ¿O ya nos la esperábamos en nuestra condicion de humanos, "mendigos en la vigilia pero dioses cuando soñamos".

Os recomiendo subiros a la Nave con Pedro Pujante y descubrir El absurdo fin de la realidad.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 28 de marzo de 2014

Stoner, de John Williams (Reseña nº 626)


John Williams
Stoner
Editorial Baile del Sol, 2012

Había escuchado varias opiniones positivas respecto a Stoner. De amigos de cuyo juicio confío. Además, leí que el propio Vila-Matas lo alababa. Decidí leer esta historia americana. Estas son las conclusiones.

Su autor, John Williams, fue un profesor universitario estadounidense que vivió entre los años 1922 y 1994. Además de algún libro de poemas, tan solo publicó cuatro novelas, siendo Stoner la más celebrada.

Recrea este homogéneo libro la vida de William Stoner, un joven de origen humilde que descubre en la universidad su extrañamiento y amor por la literatura. Consigue graduarse y acaba siendo profesor en la misma facultad que le ha formado. Se casa, tiene una hija. Hace un par de amigos, un enemigo y se enamora de una joven compañera de trabajo. Su matrimonio es un fracaso; su vida triste y su final gris como la propia existencia que le ha envuelto durante su paso por la tierra. Envejece, vive, muere. Hasta aquí, en un afán de no regalar muchos detalles, el argumento de la novela. La historia de un hombre común, en una ciudad común de los Estados Unidos, escenario del siglo XX. 

Es testigo de dos guerras y de su declive como ser humano. Vaga por el mundo sin un espíritu combativo, abúlico, abatido, resignado, melancólico pero vagamente feliz por su sencillez. A pesar de esta llaneza que embarga toda la novela el lector encontrará destellos, recreaciones de lo cotidiano que emergen de la propia vida como haces de una luz pálida; un brote extraño de vitalidad e inusitada belleza que la resignación y la entereza de un hombre sincero provocan. Porque el protagonista, Stoner, es un hombre humilde, un luchador infatigable que encara la vida con aplomo, con estoicismo, con honestidad pero con desidia y una melancolía pueril y lacerante. Hay en este libro un aprendizaje, una lección sutil y profunda que conmueve, que no deja indiferente al que lo atraviesa. Porque en él todos nos veremos reflejados.

La prosa de Williams es fría, sobria y económica.  Hay un tratamiento formal  y un tono que se acoplan en perfecta sincronía con la trama. El ritmo pausado y sin estridencias, escueto pero honesto que se entremezcla con la historia honda y humana de este héroe anónimo, de este extranjero para sí mismo que se aferra a su mundo, a las coordenadas desabridas de su presente, de su remoto pasado y de su incierto futuro para construir su propia vida.

Stoner  es un Sísifo cotidiano, un luchador que no lucha contra su destino, se aviene a él, y como si de un fantasma dotado de vida se tratase, vagabundea por los intersticios del tiempo que le ha tocado vivir, se instala en las tragedias que le ha propuesto el azar y las acepta. Es un ser conmovedor, ya lo hemos dicho, en una historia cotidiana, tan cotidiana que es dolorosa por cercana. 

El amor tardío y devastador, el reconocimiento ambiguo de la amistad y el cariño distante de su hija. Su devoción por el trabajo, por la docencia, esa actividad que le ocupará toda las horas y que le conforma y le imprime su carácter. La renuncia final y los claroscuros de cualquiera de nuestras propias vidas aflorar en esta sencilla pero insondable historia.

 Al acabarla es posible que constatemos que somos testigos de un acontecimiento singular: el mundo trascurre ajeno a nosotros mismos, la vida es una exhalación.

Un gran libro cargado de sinceridad, de humildad, de vida.

Pedro Pujante

jueves, 27 de marzo de 2014

Libros abiertos: Un día en la vida del inmortal Mathieu, de Mario Martín Gijón

Título: Un Día en la Vida del Inmortal Mathieu

Autor: Mario Martín Gijón
Género: Ciencia Ficción
 
Año Copyright: 2013

Sinopsis:

Año 2070. El ataque perpetrado contra las torres computacionales situadas que regulaban flujos de información decisiva para el mantenimiento de miles de personas, ha sido ya comunicado a la población. En la sociedad transhumana a cuyo advenimiento contribuyó el psicólogo Mathieu Beaujour sometido hace años a la integración total biónica, hombres y mujeres no tienen fecha de caducidad. No necesitan nutrirse, ni desplazarse físicamente, y el contacto físico ha sido superado por el virtual. Pero la prolongación vital indefinida no hace sino agravar la importancia de problemas como la identidad a través del cambio, la culpa o el recuerdo de los que se fueron. ¿Cuáles son los límites de la libertad y la dependencia en un mundo conectado? ¿Quiénes están detrás del atentado que por primera vez pone en riesgo una civilización en la que, tras milenios de guerras inútiles, se había decidido supeditarlo todo a la protección de la vida humana?

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Selección poética de Gema Bocardo



DESHABITADA

Deshabitada
está mi casa
desde que la Esperanza
ha muerto.

Y la desmantelan buitres,
mercaderes, usureros...

Resuenan cantos absurdos                          
aprendidos como un dogma
que ya no entiendo.

Ha huido asustado
mi querido silencio.

Las ratas se alimentan
de pecados inconfesos
que moran en los rincones
junto al miedo.

La luz se consume
entre las paredes grises
y los techos mugrientos.

Los sueños desvencijados
por el suelo.

El corazón y la cabeza librando
un combate cruento.

Hasta mi voz resuena extraña
a lo lejos.



OJO POR OJO                                


Les arrancas la ropa
para que yazcan desnudos
sobre la escarcha.

Acercas agua
a sus labios agrietados
y luego la derramas.

Compadeciéndote
por la crueldad que te hace feliz
y te embarga.
                                    
No suplicaré el indulto
por tus pecados,
pero tampoco exigiré
la pena máxima;

porque quiero que vivas,
eternamente,
contemplando sus caras,

escuchando sus gritos
dentro de tu cabeza
como cuando matabas;

que el desprecio
de los niños aún no engendrados,
se te clave en el alma.

y te apuñale la compasión
de los bondadosos
que te perdonaban.

Quiero que vivas,
por siempre,
retorciéndote en la Nada.         


Gema Bocardo

miércoles, 26 de marzo de 2014

Enigmas y curiosidades históricas y religiosas, de Antonio Galera Gracia

Título: Enigmas y curiosidades históricas y religiosas

Autor: Antonio Galera Gracia
Género: Ensayo

Año Copyright: 2014

Después de los documentos trillados y reseñados por una parte bastante importante de investigadores, cronistas, narradores e historiadores, existen otros cuyas revelaciones no se han podido hacer manifiestas hasta que han sido encontrados por algún observador intuitivo. Pues así como entre el barro se ocultan a veces perlas de gran valor, y de entre la escoria saca el rebuscador diligente oro puro de elevados quilates, el que es constante y paciente, halla luz donde otros no encontraron nada más que tinieblas.
Estos son los documentos que se dan a conocer en las páginas de este libro. Los que han sido obtenidos por el olfato o el instinto del buscador. Los que han sido atrapados siguiendo los consejos de aquel sabio griego que solía decir que el investigador ha de ser gobernado más por el instinto que por la inteligencia.

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martes, 25 de marzo de 2014

El absurdo fin de la realidad, de Pedro Pujante

Título: El Absurdo Fin de la Realidad

Autor: Pedro Pujante Hernández
Género: Ciencia Ficción

Año Copyright: 2013

Sinopsis:

El absurdo fin de la realidad cuenta la inminente llegada de un ovni a un pueblo mediterráneo y la preparación de sus habitantes para recibir a los visitantes alienígenas. El narrador relata cómo prepara un discurso de bienvenida para los extraterrestres, salpicando anécdotas, reflexiones sobre literatura, filosofía, cine, humor, necrofilia romántica y chascarrillos vecinales a partes iguales. Pero a medida que el día de la llegada del platillo se acerca, las cosas se complican. Fenómenos extraños comienzan a ocurrir en el pueblo: saltos en el tiempo, aparición de misteriosas puertas que comunican con otras dimensiones, visiones estrambóticas y un final delirante e nesperado que dará un giro a toda la novela hasta convencernos de que la realidad no es más que un espejismo, un teatro del absurdo. ¿Una sátira de Bienvenido, Mister Marshall en la España de un futuro probable que sigue siendo la misma? Algo de ello hay. Metaliteratura con Camus, Dostoievski, Kafka, Quentin Tarantino, Keats, Coleridge, Shelley, Byron y muchos más genios de la pluma que conforman el universo paranoico de nuestro protagonista.

El absurdo fin de la realidad es la obra ganadora del I Premio 451 de Novela de Ciencia Ficción.

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La final

El partido empezó con cinco minutos de retraso. Desde el principio se notó la diferencia; los capitalinos, más cancheros, tocando a ras de piso, cuidando el balón. Los nuestros, nerviosos; se les notaba la impericia, sobre todo en los primeros minutos. Pero de los quince pa delante, estuvieron, lo que se dice, paraditos. A fin de cuentas, mucha pelota en el medio campo y los primeros cuarenta y cinco terminaron con el marcador en blanco. Hasta ahí no era mal negocio.
Pero Briones estaba mudo, el pobre bufaba en lugar de respirar...
Por Diosito que no nos dimos cuenta. Todos pensamos que después habría tiempo pa explicarle, lápiz en mano y sacando cuentas en una servilleta, que el equipo igual subía a primera división...
Pero a los diez minutos del segundo tiempo vino el tiro libre... Un faul tonto, don René, usted no lo va creer. Un central que estaba adelantado, Zambrano, me parece, se vino por la punta derecha, casi sin peligro... Pero Ortiz, de puro nervioso, igual le metió leña; una patada clarita a dos metros del árbitro. Por suerte no le mostraron tarjeta, puro palabreo no más.
Vino el pitazo y Jaime Baeza ―que no es el camión Baeza, porque ese es estoper y juega en Iberia―, le dio con borde externo, pie derecho, fuerte y combado, justo por encima de la barrera... Un tiro al ángulo, como puesto con la mano. Dejó parado a nuestro arquero; nada que decir, precioso gol.
A todos se nos vino la noche encima. Pero para Briones fue peor. Se dejó caer en el asiento, agarrándose el pecho con las manos. Nosotros nos miramos preocupados. Alguien sacó una botella de pisco, que había metido de contrabando, y se la dio. Parece que le hizo bien, porque se quedó tan callado como todos en el estadio, abrochándose el abrigo para capear el frío.
La pena no duró ni tres minutos, porque vino el gol de Casas, que también fue bonito, porque la agarró en el aire y le salió una emboquillada perfecta, que pilló mal parado al meta Cortés...
Briones bailó de gusto y compró sándwiches para todos. La botella de pisco ya se había acabado, pero uno de los muchachos convidó una de tinto, que pasó de boca en boca como celebración.
Sobre el alargue, cuando ya todo estaba oleado y sacramentado, y nosotros apagábamos las radios a pilas y recogíamos los gorros para irnos, vino un centro alto de Guarda, abriéndose un poco, y a nuestro portero se le ocurrió la tontera de salir a buscarlo; pero así es el fútbol, salió no más, y al saltar, chocó con un defensa, Sánchez, me parece, y la pelota quedó dando botes ―todo el estadio mudo― para que Baeza la tocara suavecito y se fuera al fondo de la red.
Fue después de la silbatina y del alegato que se armó, no antes, como dicen otros, pa puro dárselas de advertidos, que vimos a Briones tirado en la gradería.
Por más que lo zarandeamos, no volvió en sí. Fue horrible, nadie en la barra atinaba a hacer nada, hasta la ambulancia demoró en llegar.
Bueno, ya estamos acá. Se hace larga la subida al camposanto, ¿no?

René de la Barra Saralegui

lunes, 24 de marzo de 2014

Los símbolos en los confines de La Mancha, de Pascual Uceda Piqueras


Título: Los Símbolos en los confines de La Mancha

Autor: Pascual Uceda Piqueras
Género: Ensayo
Saga:
Año Copyright: 2012
 
Muchos han sido los investigadores que desde la aparición de las inscripciones de Alatoz en 1996 se han afanado en su desciframiento. Por ese juego de casualidades nunca definidas y menos aún comprendidas, el autor de este libro se tropieza con ellas, y utilizando similares mecanismos a los empleados en la hermenéutica literaria consigue adentrarse en los abismos plurisignificativos del símbolo hasta desentrañar su sentido.
Les presentamos, en esta ocasión, un libro revelador, enigmático, pero a su vez histórico; donde mediante un complejo sistema de relaciones el autor, no sólo logra poner al descubierto el mensaje encriptado durante siglos en el dintel de acceso a una antigua casa situada en la comarca de la Manchuela; sino que contribuye de manera decisiva a rescatar del pasado la memoria perdida de todo un pueblo.

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Dieciséis años para descubrir el mar 1963

En mi primer viaje.

cuando el tren se detenía

miraba al exterior,

pero no descubría nombre alguno,

a veces preguntaba, otras no,

así, hasta que por fin y de cara al Este,

con el grisáceo color aguardando al alba,

cuando el Sol, aún sin su fuerza de fuego

emergía en forma de arco,

muy bajo, bajísimo.


El tren continuaba su itinerario íntegro,

sin temor, hacia su rutinario

punto cardinal.

 

En el interior del joven algo latía

con fuerza, intentando pensar:

que pronto se le iba a manifestar aquello

que tanto había deseado,

y que durante su época de estudiante

sus compañeros de clase conocieron, y que él,

por motivos económicos no pudo hacerlo.


Por fin podría dar crédito

a lo que viesen sus ojos,

sabía seguro que estaba cercano,

resistió, pero no preguntó cuánto.


Se resigno unos minutos.

Quiso cerrar los ojos,

pero ya no pudo hacerlo

porque inesperadamente chocó

con el Sol pegado a él, si,

y...

¡allí estaba él!,

o

¿era ella?



No sabia en ese instante

si se le calificaba "él" o "ella"

pero allí estaba,

espumosa en la orilla, blanca y azul;






mar adentro el color verde

desaparecía en el horizonte;

mas, distinguía destellos de luz

muy lejanos.

Parece fuego (se decía).


¡No! no lo sabía,

no podía recordar

la forma en que antes la había imaginado,

y a todo esto, el tren, resuelto por sus raíles

convencido de que aquél camino

era su dominio y que nunca, nunca,

ni arenas ni aguas

se atreverían a subir hasta él.


Sin duda, aquello era el mar,

ya no le importaba en que genero admitirlo,

era su realidad.


¿El mar?.

¿La mar?

Qué importaba...


Pasaba los minutos de pie,

sentado, subido en los asientos,

abría la ventanilla;

hacia frío, cerraba

y nadie del departamento se quejaba

de lo que le veían hacer.


Se encontraba a sus anchas,

ni el Nodo, el cine, los libros,

los mapas, los profesores,

¡nadie!, ¡ninguno!

se lo había explicado así.


Él, lo había descubierto de otra forma,

porque eso fue lo que pensó:

¡lo he descubierto yo solo!

a través de estos espesos cristales,

de este ruidoso, fuerte,

acogedor y libertario tren.


Extraordinario, eso es,

¡Extraordinario!

José Martínez Giménez